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126 I. MANZANO escribe: «Admiraba en las cosas hermosas al "Hermoso” por exce­ lencia» 42. En esta modalidad, las criaturas serían algo así como el trampolín desde el que Francisco se elevaría a una acción de alabanza a Dios. Todas estas interpretaciones tienen en común que la alabanza de Francisco está mediatizada, de diversa manera como hemos visto, por las criaturas. La interpretación del «per» como «medio» según la primera y la tercera modalidad de comprender este tercer modo del movimiento del espíritu creo que es legítima y tiene sentido en sí. La segunda modalidad en la interpretación del «per» como «medio», digo que es simplemente aberrante. Se trata de una interpretación «deística» de Dios y del genio religioso de Francisco. Mas para la interpretación del «per» en el sentido de la mediación no encuentro indicio alguno de confirmación en los demás escritos de Francisco. No hay en los demás escritos de Francisco ni la más mínima indicación de un alabar a Dios a través de la alabanza de las criaturas, ni una alabanza a Dios en las criaturas ni, menos aun, una alabanza en la alabanza objetiva de las criaturas, rotas éstas de Dios. Lo cual plantea un grave problema, a saber: o el Cántico posee un originalidad suprema en el sentido de «único» entre los escritos de San Francisco o bien los biógrafos del Santo no interpretan bien el espíritu y la mentalidad de San Francisco en este punto. Si la interpretación del Cántico como un «por medio de» no en­ cuentra ninguna confirmación en los otros escritos del Santo, hay que añadir que el Cántico mismo no brinda ningún resquicio que avale su interpretación en este tercer movimiento general del espíritu. Digamos también que Francisco conoce el sentido de «media­ ción», pero aplicado a Jesucristo. Así, por ejemplo, en el cap. 23 de la Regla primera: « ...y por medio de tu único H ijo ...» . Francisco conoce también la fórmula Dios en. Por ejemplo, en la glosa al Padre­ nuestro a la frase «que está en los cielos», esto es, «en los ángeles y en los san to s...» y aplicado a los hombres viadores escribe en la Carta a todos los Fieles: « ...y hará en ellos habitación y m orada...» (n. 49). 42. II Cel, n. 165: 325.

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