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REFLEXIONES EN TORNO AL CÁNTICO. 123 todas las criaturas, en concreto, el sol, la luna, etc., y los hombres buenos por las obras buenas que Dios hace en ellos. Hay aquí una diferencia muy notable y oportuno es destacarlo. También una dife­ rencia de contenidos, asimismo notable, ofrece el tercer paso. En la Regla, en efecto, Francisco convoca a la acción de gracias a Jesucristo, la Virgen y a toda la corte celestial; en el Cántico no se dice a quié­ nes, pero o son los hombres todos o los hermanos menores. Para nuestro caso es igual. Subrayemos aquí que es el único texto de San Francisco signifi­ cativo que tenga este movimiento del espíritu. Un atisbo de este mo­ vimiento del espíritu se da, sin embargo, en la Regla primera, cap. 21, n. 2: «Temed, honrad... creador de todas las cosas». Se trastuecan aquí, como se ve, los términos: la llamada a temer, honrar, etc., está al principio y no al fin, como es el caso en el capítulo 23 y en el Cántico; después, viene la enumeración de los epítetos del Señor (en el capítulo 23 y en el Cántico vienen al principio) y al final «Dios- Creador» sin enumeración de las cosas que crea. Hay un cierto con­ tenido igual, pero en un movimiento de espíritu diverso. Este mismo contenido nuclear está en la Regla primera, cap. 17, nn. 17-18, en un movimiento que yo calificaría de «circular». Y para ser completo, estos mismos contenidos en movimiento circular se encuentran también en la oración con la que se termina la Carta a toda la Orden. Estos movi­ mientos del espíritu no nos interesan porque no coinciden formal­ mente con el encontrado en el capítulo 23 y, posiblemente, con el del Cántico del Hermano Sol. El movimiento del espíritu inserto en el Cántico del Hermano Sol admite también una interpretación en el sentido de asumir el genitivo (fratris Solis) como genitivo subjetivo. En este movimiento, el Cántico tendría la significación de que todas las criaturas, el sol, la luna, etc., los hombres que perdonan y sufren la tribulación, alaben al Señor. Es el movimiento que hemos encontrado en el tercer paso del capítu­ lo 23 de la primera Regla: «que te den gracias Jesucristo, la Virgen», etc. (nn. 5-6). En este movimiento la estrofa final es simplemente «recopilativa»: alabad al Señor el sol, la luna... alabadle todos los seres. El «cun» aquí sería asociativo, mas no con Dios, sino con el sol, la luna, etc., es decir, con todos los alabadores del Señor. Por lo mismo, el «per» tiene significado de «por», «da» italiano, «par» fran­ cés: las criaturas son los sujetos que alaban a Dios.

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