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REFLEXIONES EN TORNO AL CANTICO. 121 esto, tuve necesidad de consultar trabajos sobre el Cántico del Her­ mano Sol, en concreto los publicados en Selecciones de Franciscanis- mo. Casi todo lo leído me pareció que tenía un carácter redundante y repetitivo, de poco valor para esclarecer los problemas. Me impre­ sionó, sin embargo, esa discusión en torno al sentido objetivo o suje­ tivo del genitivo «fratris Solis». Cuestión muy emparentada con el valor de las partículas «per» y «cun». A partir del plano en que esto se discute, esto es, desde el plano filológico y lingüístico, parece que no se puede solucionar el problema. Para resolverlo, algunos recurren a sus «fuentes» posibles y antecedentes sin que se haya logrado tam­ poco alguna claridad mayor. Y no sin razón: me parece que los estu­ dios realizados en esta dirección son sumamente etéreos. En concreto, el de Branca comparando el Cántico con el «Benedicite». Decepciona­ do de tales métodos, me resolví a hacer un estudio comparativo del movimiento del espíritu que Francisco encarna en otros escritos suyos y tratar de releer el Cántico desde allí. Se trata en este movimiento del espíritu de determinar el movimiento mismo, su dirección y su saltar de contenidos a contenidos y el modo de engarzarlos entre sí. Algo así, para explicarnos en lenguaje analógico, a como una estruc­ tura química engarza sus diversos elementos para constituir un cuerpo químico determinado. Hay, pues, que estudiar el movimiento mismo y los contenidos objetivos insertos en ese movimiento y que se inser­ tan de un modo muy determinado. Se trata, pues, de comprender este movimiento en un texto completo o unitariamente tomado. Convencido de la validez del método brevemente descrito, me apliqué a comparar el posible movimiento inserto en el Cántico y en otros escritos de San Francisco, siempre que estos sean suficientemen­ te significativos, esto es, que formen un todo. Por otra parte, había que resolver la dificultad suscitada por mí, pues que interpreto el Cántico claramente en un sentido «objetivista», es decir, tomando el genitivo en un sentido «objetivo». En consecuencia, el «cun» ha de ser tomado en sentido asociativo, mas no con Francisco o los hombres, sino en asociación con Dios. En este sentido, sería un Cántico de ala­ banza a Dios y a Dios en cuanto crea el sol, la luna, etc., y a estas cosas en cuanto se originan de Dios. En consonancia, con esto el «per» significaría tanto como: «alabado seas, mi Señor, por haber creado al hermano sol, a la hermana luna, etc.», haciendo una especie de enumeración de las cosas creadas por Dios. Hay, pues, una alabanza a Dios que crea al sol, que hace que haya hombres que perdonen y

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