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118 I. MANZANO Este optimismo frente a las cosas y al mundo, a Francisco le viene desde su visión creacionista: el mundo es bueno porque es creación de Dios. Esto no sólo es «muy exacto», sino que es muy rico y muy profundo, inmensamente más rico que el mundo cátaro o jungiano. Las cosas, el mundo, tienen su origen de Dios. Este origen de las cosas de Dios puede ser expresado en lenguajes muy diversos, más o menos apropiados para decirlo. En consecuencia, es un lenguaje «sim­ bólico» en todo caso. Pero lo malo es cuando la cuestión del origen no es una cuestión de expresarse, sino que es una cuestión experimen­ tada. En estas condiciones, la realidad del origen que para nosotros es «dogma», lenguaje simbólico o lo que sea, la realidad del origen, digo, en circunstancias de experiencia fuerte de Dios por el hombre es una experiencia de la realidad del origen «vista por experiencia, como nos dice Santa Teresa, que es otra cosa que pen sarlo »31. El origen como realidad latente en el lenguaje simbólico queda patente y en claridad como él, el origen, es. Y esta patentización en la experiencia del hacer de Dios ya no es «lenguaje simbólico», sino signo. Las criaturas todas vividas y vistas desde y en su origen adquieren dignidad y densidad justa y ajustada a lo que realmente son. Diríase que el «vidente expe- rienciador» intuye y revive a su modo, lo que Dios hace, esto es, las cosas como ellas son en sí y en su estado naciente. Le acontece a las cosas en su originarse de Dios algo así como le acontece aciertos metales: que se dan en su puridad sólo en estadonaciente. Y es así como las ve Francisco. Y la claridad y patencia de esta realidad del origen se agranda cuando el «vidente experienciador» las ve en perspectiva de gloria. Desde aquí podía Francisco orar: «Deus meus et omnia». De nuevo su biógrafo Celano vio y expresó esta situación con pre­ cisión impresionante: «Y con la agudeza de su corazón, escribe, pene­ traba de modo eminente y desconocido a los demás, los secretosdelas criaturas como el que ya había pasado a la libertad de la gloriadelos hijos de Dios» 32. 31. Camino de perfección, cap. 9, 3: BAC 81 (del volumen II). 32. En latín: «Omnes denique creaturas fraterno nomine nuncupabat, et modo praecellenti atque caeteris inexperto creaturarum occulta cordis acie decer- nebat, utpote qui jam evaserat in libertatem gloriae filiorum Dei». Le edición de la BAC traduce: «En fin, a todas las criaturas las llamaba hermanas, como quien había llegado a la gloriosa libertad de los hijos de Dios, y con la agudeza de su corazón penetraba, de modo eminente y desconodido a los demás, los secretos de las criaturas». Otro atropello del texto (I Cel, n. 81: 190).

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