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44 MIGUEL G. ESTRADA terrenos en los que se podría edificar un convento. Y, aprovechando la ocasión, San Francisco expuso su pensamiento sobre el camino a seguir en tales casos. La primera literatura franciscana, resumiendo lo que en aquella ocasión dijo San Francisco, cuenta así: «Viendo los hermanos cuánto terreno les era necesario para el lugar, deberían presentarse al señor obispo de la ciudad y decirle: "Señor, tal vecino nos quiere dar, por amor de Dios y la salvación de su alma, tanto terreno con el fin de que podamos edificar allí un lugar. Prime ramente recurrimos a vos, porque sois el padre y señor de todas las almas confiadas a vuestro cuidado pastoral y de todas las nuestras y de las de nuestros hermanos que han de vivir en este lugar. Por eso, queremos edificar allí con la bendición de Dios y la vuestra” » 5. Así San Francisco. Como se ve nada de petulancias, de actitudes levantiscas y desafiantes. El talante franciscano es de respetuoso aca tamiento frente a los obispos, frente a la jerarquía. Y como en este caso citado, en todos. Cierto que San Francisco expondría sus criterios, en ocasiones muy personales, ante los prelados, cuando el caso lo pidiera; lo haría hasta con cierto desenfado, como luego veremos. Pero eso no irá en nada contra el respeto. Como norma de actuación frente a la jerarquía tendrá siempre presente, en lo profundo, este consejo: «pues mi deseo sería convertir, primero, mediante la humil dad y el respeto a los prelados». Que será lo mismo que deje estable cido en la Regla6. Lo demás, insistiendo, es pura apariencia. La verda dera actitud franciscana ante la jerarquía parte siempre de la humildad y el respeto frente a ella. Ahora bien, yo pienso que el respeto y la sumisión, tan puestos en primer plano por la producción literaria franciscana, no se oponen a la disparidad de criterios con quienes en aquellos tiempos ejercían la autoridad dentro de la Iglesia. Tampoco se opone ese talante respe tuoso y humilde a una firmeza por parte de San Francisco en la defen sa de sus puntos de vista, que puede chocar un tanto con aquella presentación exageradamente sumisa que se ha hecho una y otra vez del Santo de Asís. Por mi parte estoy plenamente convencido que en San Francisco se dio una rara combinación entre obediencia funda mental a la autoridad de la Iglesia y fortaleza en la defensa de sus ideales de vida religiosa. San Francisco que cedió en muchos puntos 5. Espejo de perfección, 10. 6. Segunda Regla , cap. IX.
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