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SAN FRANCISCO Y LA JERARQUÍA ECLESIÁSTICA 71 protector Hugolino en la redacción de la Regla definitiva, que sin ningún género de duda existió, debió también ser amplia y decisiva. Ahora bien, ¿lo fue tanto como para tergiversar el sentido más puro del carisma franciscano? Personalmente opino que no, entre otras ra­ zones porque, teniendo en cuenta el firme convencimiento que tenía el santo de estar inspirado por Dios, resulta inimaginable a San Fran­ cisco poniendo su firma a un escrito que traicionara fundamentalmente su pensamiento. Pero, aunque no tergiversara fundamentalmente el pensamiento del Santo, seguro que el influjo «reformador» del carde­ nal Hugolino en la Regla fue muy fuerte. Y entonces, y evitando exa­ geraciones, cabe decir que el modo de vida franciscana, tal como se refleja en la transcripción autorizada de la Regla de 1223, quedó bastante afectado por la manera personal de ver la vida religiosa que tenía el cardenal Hugolino. 3. S a n F r a n c i s c o a n t e e l p a p a 3.0. Presentación general Nos interesa de una manera muy especial estudiar las relaciones de San Francisco con el papado. Son estas relaciones las que nos ayu­ darán a profundizar sobre el tema delicadísimo de las interferencias de la jerarquía eclesiástica en la vida carismática del Santo de Asís. He aquí las preguntas que nos servirán para introducirnos en el tema: ¿Qué representó para San Francisco la Santa Sede y el papa en con­ creto? ¿Cómo se condujo, de hecho, San Francisco frente a los deseos del papa? ¿Fue San Francisco sumiso o levantisco frente al querer del papa en la interpretación del carisma franciscano? Desde la respuesta que se dé a estas preguntas quedará clarificado el tema interesante y complejo de las relaciones carisma franciscano-jerarquía eclesiástica en la vida de San Francisco. 3.1. San Francisco ante Inocencio III Para entonces, para cuando San Francisco se decide a entrar en contacto directo y personal con la Santa Sede en su más alta instancia, regía los destinos de la Iglesia el papa Inocencio III. Y fue con este papa con el que, sobre todo, tuvo que tratar San Francisco. Aun cuan-