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34 ISIDORO RODRÍGUEZ conociera — a través de la catequesis y la homilía— la formulación «in fide recta, in spe firma, in caritate perfecta» (Migne PL, Suppl. 1, 617-618), que el Poverello modificaría, para obtener una asonancia, que patentizara más la unidad de las tres virtudes teologales. g) La musicalidad (rima, asonancia, consonancia) es una de las figuras gorgianas. Francisco fue siempre músico y poeta, como revela aquí mismo: 1) En Summe, gloriose hay una débil asonancia, que se llama homofonía, y consiste en que varias palabras o versos terminan con la misma vocal, muchas veces debido al homeóptoton o desinencia igual de la flexión. Lo chocante es que, también con rima y asíndeton, se invoque al dios supremo: «Zeus gloriosísimo (cf. gloriose), máximo», II. 2, 412: Zsü, xúSioxe fieyioTe. La homofonía comenzó a usarse en la época carolingia (s. v i i i - i x ) y medró mucho en la Edad Media. Así la Salve Regina, del s. xi, sus seis miembros acaban en e. La última exclamación termina en a, pero es posterior. Muy notable es la asonancia de la trilogía teologal, que Francisco ha puesto de relieve con idéntica rima, insinuando así su unidad; mostrándose original en los epítetos, que ha colocado predicativamen­ te para darles más importancia. También es triple la rima en tiinm, sanctum ... mandatum, más notable en las dos últimas palabras. ¿Por qué habrá dicho el raro verax (que él sólo emplea aquí), en vez del corriente verum, que, ade­ más, formaría una cuádruple rima? Precisamente por eso no lo ha empleado, porque esos cuatro finales rimados se consideran anties­ téticos, ya que (desde Homero) se conceptúa como monótono y anti­ artístico un motivo estético repetido más de tres veces consecutivas. 2) La estructura lógica de esta plegaria es perfecta. Comienza con una invocación: summe, gloriose Deus. Es más psicológico y artís­ tico premitir los epítetos laudatorios, antes del nombre propio, con lo que se predispone favorablemente a la divinidad. Sigue el imperativo de la oración illumina. La primera vez que se musitó una plegaria en Europa documentalmente, fue con el imperativo de una petición al dios Apolo por su sacerdote: xXüíK fieu, «óyeme» (II. 1, 37). Y así se perpetuó en el mundo. En forma imperativa se expresan todas las peticiones del Padre nuestro en el original, como dije. Imperativos son todas las peticiones del Misal Romano. Tenemos aquí una petición

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