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478 MAXIMILIANO FARTOS MARTÍNEZ Para cerrar este apartado voy a cederle la palabra a Lukasiewicz. Se trata del párrafo final de un artículo que publicó el gran lógico polaco en 1937, titulado En defensa de la logística. La cita es larga pero merece la pena. Dice así: «cada vez que me ocupo de un problema logístico, por insignificante que sea — por ejemplo., cuando busco el axioma más corto del cálculo proposicional implicacional— tengo siempre la impresión de que estoy frente a una estructura poderosa, dotada de la máxima coherencia y re­ sistencia. Siento esa estructura como si fuera un objeto concreto, tangi­ ble, hecho del más duro metal, cien veces más fuerte que el acero y el hormigón. Nada puedo cambiar en ello; no estoy creando nada por mi voluntad, sino que mediante un trabajo tenaz descubro constantemente en ello nuevos detalles y llego a verdades inconmovibles y eternas. ¿Dón­ de está y qué es esa estructura ideal? Un creyente diría que está en Dios y que es Su pensamiento»3. 3. S o b r e l a n a t u r a l e z a d e l t i e m p o Como tercer texto hemos escogido uno que está en el Lib. X I de las Confesiones. Lord Russell, de temperamento poco agustiniano y que no se recata en señalar ciertas insistencias desmedidas e incluso morbosas de las Confesiones, como las referentes al robo de las peras, lamenta, en cambio, cargado de razón, que las ediciones populares de esta obra concluyan en el Libro X , siendo así que la filosofía pura, la buena filosofía de Aurelio Agustín estaría sobre todo en el Libro X I. En el cap. X X , 26 de ese Libro, escribe: «Quod autem nunc liquet et claret, nec futura sunt nec praeterita, nec proprie dicitur: témpora sunt tria, praeteritum, praesens et futurum, sed fortasse proprie diceretur: témpora sunt tria, praesens de praeteritis, praesens de praesentibus, praesens de futuris. Sunt enim haec in anima tria quaedam et alibi ea non video, praesens de praetritis memoria, praesens de praesentibus contuitus, praesens de futuris exspectatio». Antes, en el cap. X IV , 17, nos dejó el famoso pasaje: «¿Q u é es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero expli­ cárselo al que me lo pregunta, no lo sé». Y se pregunta acto seguido, respecto del pasado y el futuro: «¿C óm o pueden ser, si el pretérito 3. Cf. J. L u k a s ie w ic z , Estudios de Lógica y Filosofía, Madrid, Rev. de Occidente 1975, 139.

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