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MUNDOS POSIBLES Y MUNDOS NECESARIOS 485 que, a mi entender, es la trinidad filosófica por excelencia: Platón, Aristóteles, Kant. Por otra parte los textos filosóficos sagaces, aunque en apariencia tan dispares como los presentes, son fácilmente relacionables sin mayor forzamiento. Del último seguíase que el hombre es un ser radicalmente temporal, como que lleva el tiempo dentro de él. Nada extraño que un ser tan palmariamente finito y limitado se deleite en el arte inven­ tando, representando o contemplando «cosas de otros tiempos» pasados o futuros, que realmente no van a estar a su alcance. Imaginar lo que debiera o pudiera ser (Aristóteles), ya que lo que es no es agradable, o no se puede sujetar lo que es y es agradable. Es el deseo de ser más. Serlo todo y siempre, que anhelaba Unamuno. Nada extraño que ese ser busque en la ciencia lo perdurable, lo que sobrepuja a todo tiempo. El motor en este caso es la natural admiración ante lo inmu­ table. Ante los jalones clavados en lo eterno, que decía Frege. Por ambos caminos el hombre, de algún modo, se inmortaliza y busca el parecido con lo divino. Tal vez sea una ilusión, pero se deja arrastrar de buen grado. Y si fuera mera ilusión, que sea ello una injusticia. Que lo que dijo el primer Maestro griego, también puede darse por bueno en este escatologico contexto: siempre será mejor padecerla que cometerla. Maximiliano F arto s M a r tín ez

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