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NATURALEZA Y GRACIA DEL MINISTERIO SACERDOTAL 457 I LA VIDA Y M IN ISTER IO DE LOS SACERDOTES 1.1. Hay que partir de la concepción eclesiológica y pneumatológi- ca del sacerdocio ministerial: es esto lo que encontramos en los Hechos de los Apóstoles, que se pueden titular también Hechos del Espíritu o, lo que es lo mismo, Hechos de las primeras comunidades cristianas. No hay que caer, pues, en el reduccionismo de considerarlos sólo como Hechos de los Apóstoles, sino considerarlos en el dinamismo del Espí­ ritu que convoca y anima la comunidad eclesial poniendo a su servicio a los Apóstoles (de ayer o de hoy). De ahí que el ministerio sacerdotal en los tiempos de las primeras comunidades se definía en términos pneumatológicos y eclesiológicos (comunitarios) no sólo ontológicos (carácter sacerdotal). Por una parte, es el Espíritu el que llama y caracteriza a un hombre para el ministerio sacerdotal: no hay manera de entender ésta (ninguna) vocación sin atri­ buirla en origen — y en el ejercicio— al Espíritu de Dios; por otra, se trata de una ordenación al servicio de la Iglesia: «ordenación», pues, en ambos sentidos: desde el Espíritu y para la Iglesia. En rela­ ción con esto último, ya el Concilio de Calcedonia (año 451) en su canon 6 reflejaba muy bien la teología y liturgia patrística de la orde­ nación sacerdotal al decir que las ordenaciones eran tales no sólo en el sentido personal e íntimo, sino también «ordenaciones» hacia la comunidad, en estrecha e íntima relación con ésta l. 1.2. Otras cualidades y requisitos, sin duda alguna necesarios, además de la ordenación misma como tal, ya que se trata de una especie de liderazgo espiritual y comunitario: esto significa la necesidad de una aptitud suya, personal y relacional (no basta para ser sacerdote el poder de pronunciar las palabras de la consagración y de la absolución...); y su ejercicio requiere causar y crear en torno a sí una fácil y espon­ tánea aceptación de los creyentes, de la comunidad a la que se sirve. El mundo del espíritu es algo tan íntimo que no se puede exigir ni violentar, tiene que ser una concesión mutua gratuita: sin esta acep­ tación y confianza mutuas es psicológicamente casi imposible llevar a cabo dignamente esta misión. 1. E. S c h il l e b e e c k x , A Creative retrospect as inspiration for the ministry in the future, en Minister? Pastor? Prophet?, London 1980, 58.

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