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434 RICARDO MARIMON BATLLO quisiera tener en casa como un «hermano» (Cant 8, 1-2). Pero no creemos que de aquí pueda concluirse en modo alguno la superioridad de los hermanos sobre los esposos. Claramente en Cant 8, 1 se da la razón de aquel deseo: «Hallaríate en la calle y podría besarte sin que se me despreciara», es decir, la esposa podría gozar de su esposo sin llamar la atención de los demás, que lo tendrían como un hermano de ella. En cuanto al apelativo de «hermana mía», es una expresión corriente en la poesía amorosa egipcia, y de él solo no puede deducirse nada. En cuanto a la otra expresión «Yo te introduciría en la casa de mi madre, en la cámara de la que me dio a luz» (Cant 8, 1-2) no tiene, en modo alguno, significado de unión con la madre de la esposa, pues en seguida añade la esposa: «Yo te daría a beber vino aromatizado, mosto de granadas. Su izquierda bajo mi cabeza, su diestra me abraza amorosa» (Cant 8, 2-3). Pero repetimos, creemos que el significado más conspicuo del Cantar de los Cantares es el significado típico mesiánico. Con todo en el Cantar de los Cantares se halla la alabanza y exaltación de toda la Escritura para la unión conyugal de los esposos. Unión que, por supuesto, queda muy por encima de la relación familiar de padres e hijos, de hermanos y hermanas, etc. 5. Hay que notar también la defensa que hace el libro de la Sabi­ duría de la honestidad conyugal contra el adulterio (cf. Sab 3, 13-19; 4, 1; 14, 26). Ello cuenta también en el conjunto de exaltación de la unión conyugal de toda la Escritura. 6. El Eclesiástico contiene enseñanzas valiosas a los hijos para con sus padres (Eci 3, 2/1 -19 /17 ): «Quien honrare a su padre, purificado será de pecado, y como quien atesora es quien honra a su madre» (Eci 3, 4 /3 -5 /4 ); «Honor es para un hombre la honra de su padre, y peca gravemente quien humilla a su madre» (Eci 3, 13/11); etc. Todo este pasaje es una buena explicación del cuarto mandamiento. Tam­ bién más adelante: «Honra a tu padre de todo corazón y no olvides los dolores de tu madre» (Eci 7, 28). «Acuérdate de que gracias a ellos naciste, y ¿cómo les pagarás lo que por ti hicieron?» (Eci 7, 29). Igualmente el Eclesiástico da normas sabias y concretas para evitar pecados con mujeres fuera de la unión conyugal (Eci 9, 1-13). Y tam­ bién aconseja a los padres que casen a sus hijos e hijas cuando son jóvenes (Eci 7, 25. 27). Es también importante la enseñanza de los capítulos 25 y 26 del Eclesiástico para las relaciones conyugales: «Tres cosas hay en que mi

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