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LA PRIORIDAD CONYUGAL EN LA FAMILIA. 447 emplea, pues, también el Apocalipsis para describir la unión de amor entre Cristo y su Iglesia. 4. Nada de relaciones paterno-filiales en el Apocalipsis. La prima­ cía es solamente para la unión matrimonial, que se toma como punto de comparación para revelarnos las relaciones especiales de amor y familiaridad de Cristo con su esposa la Iglesia. * * * Al término de nuestro recorrido por las páginas de la Sagrada Es­ critura reconocemos que no se encuentran en ella afirmaciones explí­ citas que confirmen nuestra tesis, fundada sobre todo en el texto de Gen 2, 24 y en las correspondientes citas y explicaciones del evangelio y de San Pablo. Pero, después de haber confrontado nuestra interpretación con los pasajes de la Escritura que hemos aducido, nos parece ciertamente evi­ dente la superioridad con que toda la Escritura reconoce y presenta la unión conyugal de los esposos por encima de todas las demás relaciones familiares. Dios es realmente quien hace esta unión de los esposos: «Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre» (Mt 19, 6; Me 10, 9). Se trata, pues, de una unión más que de derecho natural, de institución divina. Dios lo unió. La declaración de Cristo en el evangelio así lo afirma. Los esposos quedan, pues, unidos familiarmente más que con sus propios hijos: «una sola carne». Si la familia es solamente para este mundo, como ya hemos visto, sin embargo los esposos son los primeros en ella. El afirmar que cada consorte tiene su propia familia y que entre sí no son de familia, como se suele pensar en las naciones divorcistas, no resiste una confrontación bíblica. El concepto de unión conyugal de la Sagrada Escritura está diametralmente opuesto a él. Las consecuencias éticas y jurídicas serán abundantes para el reordena­ miento de nuestra sociedad. Ricardo M arimón B a t l l ó

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