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396 E. RIVERA Estos datos históricos muestran la simpatía y la vecindad mental entre San Francisco y los lejanos países del Oriente. Si ahora nos acer camos al «próximo», tenemos que constatar que la presencia del santo de Asís se hace sentir aun más vivamente. G . Uscatescu afirma que «es probablemente el santo occidental que más culto y veneración ha tenido en el Oriente cristiano» 14. Sergije Stejn, en su estudio sobre San Fran cisco y Rusia, da cuenta de la presencia del santo en los grandes pen sadores y literatos de aquel inmenso país: Dostoiewski, Tolstoi, Me- rejkowski, etc... 15. Este último publicó una interpretación de San Francisco en la que juzga a éste un perfecto seguidor del esplritualismo apocalíptico de Joaquín de Fiore. Peor es todavía que vea a la Iglesia Romana como un máximo obstáculo que impide el triunfo del esplri tualismo cristiano sobre la ideología comunista. De aquí el que lamente que San Francisco, miembro del tercer reino, el del Espíritu Santo, profetizado por el abad de Fiore, se someta a la Iglesia de la que sufre un cautivero espiritual y m aterial16. Desde una visión de alta historia, a nivel mundial de Iglesias, inte resa recoger esta actitud, insostenible como doctrina, pero que da razón de las ingentes dificultades de la hora para un mutuo encuentro. Tam bién nos introduce en la comprensión de dos grandes pensadores que han estudiado a San Francisco: Walter Schubart y Nikos Kazantzaki. El primero ve en el santo un puente sobre la sima ahondada por el tenaz prejuicio de la Iglesia Ortodoxa, que ve a nuestra Iglesia más romana que cristiana, más Iglesia de organización y disciplina que Iglesia de amor y de clemencia. Kazantzaki hace de este tenaz prejuicio uno de los goznes de su interpretación de San Francisco, como luego vamos a ver. Antes detengámonos en la intuición genial de W. Schu bart, expuesta con brevedad en su gran obra: Europa y el alma de Oriente 17. La filosofía de la historia de W. Schubart, profesor en la Universi dad de Riga, gira sobre el concepto que se ha formado de los «eones». Son estos una especie de genio histórico por el que se define cada una de las épocas. Son cuatro: el eón armónico, que se interesa por la con- 14. Una novela del Santo de Asís, en Nuevos retratos contemporáneos, Madrid 1959, 266. 15. Tomamos esta información de Collectanea Franciscana X (1940) 150-151. 16. Dimitri M er ejk o w sk i , Tre santi. Paolo, Agostino, Francesco, Milano 1936 (Véase la crítica de esta obra en Collectanea Franciscana X (1940) 133. Y la más detenida de D. M ondrone , en La Civiltà Cattolica 88 (1937) 422-432). 17. Madrid 1946.
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