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E L OCCIDENTE AL ENCUENTRO DEL ORIENTE. 393 japonés budista, Daisaku Ikeda. De éste tenemos que subrayar que es un profundo escritor y poeta, mentor espiritual de más de diez millo­ nes de budistas creyentes. El diálogo que mantuvieron estos dos filó­ sofos de la cultura fue publicado en una obra en la que hallamos unas referencias a San Francisco que deseamos recoger 3. En una perspectiva de acercamiento cultural de pueblos, A. Toyn- bee advierte que el padre de Francisco, Pietro Bernardone, era un rico vendedor de tejidos. De notar es que fueron éstos una de las primor­ diales empresas capitalistas de Occidente. Pero Francisco se rebeló con­ tra el camino seguido por su padre. Como el Gautama Buda, que vivía en casa regia, Francisco renunció a toda propiedad y quiso ser pobre por propia elección. Igualmente, a semejanza de Buda, Francisco fundó una orden monástica para propagar sus ideas y llevarlas a la práctica. Francisco se inspiró en Jesús y ambos rompieron con la tradición ju­ daica del dominio de la naturaleza 4. Ninguno de los dos aprobaría la exacerbada explotación de ésta por la avidez del hombre. Bien lo dio a entender Jesús cuando glorificó el antieconómico proceder de los pájaros y las flores y proponerlos como ejemplo para sus discípulos. Francisco, a su vez, reconoció la vecindad entre la naturaleza animada e inanimada e hizo de esta vecindad uno de los encantos de su vida. En terminología budista, Francisco fue un entusiasta creyente en «esho funi» —término budista con el que se significa la inseparabilidad de la vida y su entorno— 5. A lo que le responde D. Ikeda: La sugerencia de que tanto Jesús como Francisco tuvieron admiradores y creyentes en la mentalidad que se incluye en el término budista «esho funi», me es especialmente interesante, pues me hallo convencido de que esta mentalidad y el gran movimiento basada en la misma sería el camino para poner un «stop» a la contaminación ambiental que imposibilita la auténtica vida huma­ na. Seguramente que es posible ampliar y canalizar las energías públi- 3. The Toynbee-Ikeda dialogue. Man him self must choose, Tokyo-New York 1976. 4. Evidentemente A. Toynbee alude al pasaje del Génesis sobre la obliga­ ción de cultivar la tierra. Pero hasta donde llega el legítimo cultivo y donde empieza la explotación insana no lo dice el texto bíblico. Pero Toynbee ve en este pasaje el origen de una tendencia a la dominación del mundo infrahumano que Jesús y Francisco no aceptarían. 5. Nos da la explicación de este término el mismo D. I k e d a , Dialogue on lije. Vol. I: Budhist perpectives on Life and the JJniverse, Tokyo 1976, 34-55. En el Index se lo define brevemente así: «Inseparability of life and its enviro- nement» (235).

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