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404 E. RIVERA yo conduciré a la Orden hacia el dominio espiritual del mundo...»37. Kazantzaki fuerza la tensión hasta hacer que Elias tome una actitud de fuerza frente a Francisco. Intenta expulsarlo de la Orden...38. Pero aquí ya es necesario anotar que Kazantzaki escribe en contra de las mejores fuentes franciscanas que nos hablan de cómo Fray Elias cuida del santo en los últimos meses de éste, como una tierna madre. Tampoco se halla conforme con la carta filial en la que Fray Elias anuncia la muerte del hermano Francisco. Reiteradamente le llama en la misma «pater et frater », « frater et pater»19. Advirtamos, además, que ni Inocencio III, ni Domingo de Guz- mán, ni Fray Elias, tienenel alma dura de queles hadotadoKazantza­ ki. Pero esto es el detalle quenodebe encubrir el mensajeesencial del gran literato. Consiste la esencia de este mensaje en que no es por el camino de las competencias autoritarias por donde vendrán los her­ manos desunidos al abrazo del encuentro, sino por el de la benevo­ lencia, predicada y practicada por el santo de Asís. Cuánto atrae al alma de Kazantzaki este camino de bondad lo dice bien la deliciosa leyenda que teje en torno a la madre Pica. Las fuentes franciscanas sólo hablan de su indulgente ternura materna en los días de la conversión de Francisco. Kazantzaki hace que siga con ilusionada atención la ascendente vida de su hijo. En un momento de la misma, quiere enviarle, por medio de Fray León, alguna ropa contra el frío. Con inquietud materna pregunta a éste: «Si te doy ropas de lana para él, ¿se las pondrá?». «No, no se las pondrá, señora», dice Fray León. Y ella: «¿Pero es que no tiene frío?». «No, replica Fray León, pues lleva a Dios sobre la piel». Pese a todo, la madre manda a la nodriza que ponga las alforjas llenas. Se las da a Fray León con un recuerdo para el hijo, envuelto en estas palabras: « ¡Y que mi bendición lo acompañe! » 40. Esta evocación de la solicitud materna de la madre Pica trae a la mente aquella otra en que nos cuenta Axel Munthe cómo la Virgen Madre zurce en el cielo la túnica remendada de Francisco. Alega ésta, 37. O. c., 249-250. 38. O. c., 280. 39. T omas de C elan o , Vida Primera , c. VII, expone las atenciones de Fray Elias para con Francisco (Madrid 1978, 206-207). La Epístola Encyclica de transitu S. Francisci a Fr. Helia tune Ordinis Vicario Generali, en Analecta Franciscana, Quaracchi-Firenze 1926-1941, t. X, 525-528. 40. El pobre de Asís, 86.

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