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Evangelizadon y ateísmo (Congreso internacional sobre el ateísmoJ Como resaltado de múltiples factores interdependientes (triunfo de la racio­ nalidad técnica, industrialización, relativización de los valores morales, etc.), el mundo de hoy se presenta como un mundo radicalmente secularizado que, por el curso de su mismo desarrollo, parece haberse empeñado en la eliminación de todo lo que pueda servir de base a la experiencia de Dios. Para muchos, en efecto, el curso de su desarrollo se desenvuelve como un movimiento ce­ rrado y autosuficiente, es decir, como un movimiento destructor de todo ele­ mento indicador de absoluta trascendencia. En un mundo semejante, en un mundo en el que no sólo la idea de Dios, sino incluso la posibilidad y nece­ sidad de la vivencia de Dios como punto de referencia indispensable para la comprensión cabal de la existencia humana parece desvanecerse, no puede ex­ trañar, por tanto, que el ateísmo haya adquirido carta de ciudadanía y que, en consecuencia, deba ser considerado como un fenómeno casi inherente al mundo en que vivimos. Se comprende, pues, que la Iglesia no pueda hoy concebir ni realizar su esencial misión de evangelización del mundo sin enfrentar el problema del ateísmo contemporáneo. Partiendo precisamente de este convencimiento organi­ zó la Pontificia Universidad Urbaniana, por medio del Instituto Superior para el estudio del ateísmo, un congreso internacional sobre el tema «evangelizza­ zione e ateismo», que se celebró en Roma del 6al 10 de octubre del año 1980. Bajo el tema general indicado se desarrolló un intenso programa de investiga­ ción que abarcó el problema del ateísmo desde estos cuatro puntos de vista fundamentales: fenomenològico, histórico, filosófico y teológico. Al estudio del aspecto fenomenològico se dedicó el primer día del congreso. La primera ponencia de esta jornada la presentó el profesor G. Morra bajo el título: «Cuadro del ateísmo y de la no-creencia en los países occidentales». El profesor Morra describió los fenómenos del ateísmo y de la no-creencia en la sociedad occidental remitiendo a los procesos de industrialización y secu­ larización en el sentido de variables interdependientes. En occidente el pro­ ceso de industrialización implica, en efecto, el desarrollo de una ideología que, poniendo la modernidad como su valor absoluto, rechaza todo vínculo con el 8

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