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IN MEMORIAM 327 su labor docente. Desde la mera técnica pedagógica serían discutibles algunos de sus procedimientos escolares. Lo que nadie puede poner en cuestión es su entrega total a los alumnos y su exigencia para consigo mismo y para con ellos en lo que toca a impartir las lecciones y a exigir trabajos personales de ampliación de las mismas. Por lo que toca a publicaciones su aportación fue mucho menor de lo que de su talento y de su interés por las mismas pudiera esperarse. ¿A qué se debió ello? No es tiempo de hacer crítica, pero debe quedar la pregunta como lección para el futuro. Lo más extraño del caso es que no le faltó garra para ello. Los artículos publicados en Collectanea Franciscana son una prueba. En 1931 y 1933 ofreció seis estudios sobre este tema histórico: Capuchinos pre­ cursores del P. Bartolomé de Barberis en el estudio de San Buenaventura. En los dos de 1931 (p. 184-214. 350-374), después de una breve introducción so­ bre los estudios en la orden capuchina, presenta la figura intelectual de los si­ guientes pensadores: Pedro Trigoso, Francisco Longo de Coriolano, Juan Zamo­ ra de Udine, Teodoro Forestes de Bergamo, Marco-Antonio Galicio de Carpe- nedolo, Buenaventura de Lingonio, Marcos de Baudunio, Marcelino de Riez y Gaudencio Bontempi de Brescia. Estas monografías, breves pero muy pensadas, han venido a ser punto de partida para el estudio de estos autores y para la historia de la reforma capuchina. De mayor envergadura son los cuatro de 1933, dedicados al máximo pensa­ dor capuchino del siglo xvn y gran figura en aquel agitadísimo siglo, P. Vale­ riano Magni de Milán. En el primero estudia su orientación filosófica; en el segundo pone en relieve la crítica que el filósofo capuchino hace de Aristó­ teles en temas tan importantes como Dios y el mundo; en el tercero, lo mis­ mo respecto de la Lógica y Física aristotélicas; en el cuarto y último se hace ver la reforma filosófica que intentó llevar a efecto de modo original Vale­ riano Magni. Estos estudios reflejan la pecularidad intelectual del P. Agustín. Su pode­ rosa inteligencia se clavaba en los textos para penetrar en su contenido que formulaba con orden y precisión. Pero no llega siempre a enmarcar los autores en su situación histórica y a potenciarlos en su valor intelectual, debido a cierta despreocupación por una metología bibliográfica exigente. La crítica, no obstante, le concede autoridad en determinadas cuestiones como en lo tocante a la supuesta escuela bonaventuriana, vigente en la orden capuchina. Esta tesis sostenida por el historiador de la reforma, P. Cuthbert, no es aceptada por el P. Agustín que advierte en los capuchinos una serena independencia, aunque en su clima espiritual predomine San Buenaventura (Collectanea Franciscana 2 [1932] 261). Por lo que toca al P. Valeriano Magni, el investigador P. Gius- tino da Novara se remite en lo referente al tema filosófico al P. Agustín de Corniero (Collectanea Franc. 9 [1939] 109). Estos datos muestran las grandes posibilidades del P. Agustín que un con­ junto de circunstancias desfavorables, no la menor de todas los tres años de la

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