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LA MUSICA EN LA LITURGIA 319 En la primitiva comunidad el canto era una parte integrante de la celebra­ ción eucarística que unía con Dios y creaba comunicación entre los individuos y entre las comunidades. La comunidad era más comunidad por el canto, que permite compartir emociones, aportando el sentimiento individual a la viven­ cia colectiva. Posteriormente el hombre medieval vio en la música una nueva dimensión. La música para él era imagen y realidad de la unión cósmica del mundo y del hombre con Dios. La medida de la música no era el hombre sino el Dios crea­ dor. Por lo mismo el compositor, al escribir su música, dirigía su inspiración hacia Dios y no hacia sus oyentes. En el sonido armónico se debía simbolizar el orden divino. Una última dimensión teológica se muestra en el significado eclesial-comu- nitario del canto. El canto unifica en una sola expresión la pluralidad de voces de la comunidad. Sin la música y el canto la celebración cristiana perdería aquí su simbolismo unitario y comunitario dentro de una iglesia que aclama con una sola voz a su Señor. Fundamento litúrgico En toda asamblea de creyentes el canto y la música son momentos peculia­ res de la vida del grupo, que expresa su fe en el encuentro con Cristo, sacra­ mento del Padre. La música confiere significado y función a los textos y da pleno sentido a las acciones (procesiones, oraciones litánicas, aclamaciones, etc.). El canto señala a su vez el momento de fiesta, de acontecimiento jubiloso de la asamblea. En el proceso dialéctico de la acción litúrgica (Dios que habla - pueblo que responde) la Iglesia emplea en su respuesta a Dios los tres ele­ mentos constitutivos de la liturgia: lectura, canto, oración. El canto señala esa necesidad que tiene el hombre de dirigirse a Dios con toda la fuerza de su alma y también de su corporeidad a través de gestos, movimientos, ritmos, cantos y danzas. 2 .— F u n c ió n de la m ú sic a en la litu r g ia Una recta aplicación del canto y de la música en la liturgia debe tener en cuenta la función (el «munus ministeriale»), es decir, el sentido y la finalidad de la música en la acción comunitaria. Los documentos oficiales de la Iglesia antes y después del Concilio revelan la evolución en la manera de entender las distintas formas musicales y el modo de precisar la función de la música en la liturgia. Concepción preconciliar La documentación preconciliar sobre la música define el concepto de «mú­ sica sagrada» como música santa que debe apartarse de todo lo profano, pose­ yendo el carácter de verdadero arte y siendo humilde sirviente de la palabra

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