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La música en la liturgia La actual irrupción de nuevos medios y técnicas sonoras en nuestro entorno vital, el crecimiento espontáneo y avasallador de toda clase de manifestaciones musicales en la liturgia y la consolidación de los momentos de experimentación musical en las celebraciones comunitarias a partir de los años 60 hacen ne cesaria una nueva revisión de algunos aspectos más característicos de la mú sica litúrgica, sobre todo en un momento en que parece que las «misas de juventud» y el canto comunitario comienzan a declinar. Podemos tratar sucintamente tres temas que pueden ayudar a los liturgistas y responsables de canto a precisar su actuación de cara a la comunidad. Fun damento del canto litúrgico, función del mismo en la concepción pre- y post conciliar y algunas orientaciones prácticas. 1.— F undam ento d el canto litú r g ico A estas alturas parece obvio utilizar el canto y la música en la liturgia, en una época que está cruzada a todas horas de material sonoro en todos los me dios de comunicación social. Pero no estará de más resaltar el porqué de la música en la acción litúrgica. Repasamos los tres fundamentos más caracterís ticos. Fundamento natural: Fundamentación antropológico-sociológica El canto pertenece indisolublimente a la esencia misma del hombre. Se dice que el hombre posee incluso antes de su capacidad de hablar una especie de capacidad para la «vocalidad vital»1 que le hace irrumpir instintivamente en sonidos específicos para expresar su alegría o tristeza. Una eliminación del canto y de la música de la esfera humana, bajo la apelación a la «ratio» como única forma de expresión cultural, significaría una pobreza fundamental del hombre. Este se volvería enfermo. La vida humana abarca aspectos que no se pueden abarcar racionalmente ni tampoco expresar verbalmente. Esa esfera de 1. Otto B rodde , 'Warum singt der Mensch?, en Sesión de trabajo Neues Kirchenlied, Hamburgo 1970, 14, 17-19 y 26. 7
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