PS_NyG_1981v028n002p0227_02680410

LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS. 265 en la universidad; y a los hijos de los artesanos se les permiten y reco­ miendan los rudimentos de primeras letras, con «la Aritmética práctica e inferior, y las reglas de sumar, restar, multiplicar, medio partir y partir por entero», no tanto por exigencia del bien de la persona o de una igualdad elemental de derechos, cuanto para que un día sean útiles al país «en las artes y oficios a que se dedican de por vida». 4 . R e c a p it u l a c ió n c o n c l u s iv a Reduciendo a esquema las ideas de las páginas anteriores, resulta el siguiente cuadro de características, que nos revelan los hilos de la trama ideológica de aquella reforma universitaria. Los documentos estudiados muestran a sus autores militando en las filas de los «metodistas» de su tiempo, a favor, como ellos, del que consideran necesario, nuevo y verdadero método docente-discente. Las novedades tienden en el fondo, más o menos conscientemente, a 1) secularizar la enseñanza. Un paso para lograrlo sería la sustitu­ ción del método escolástico y su espíritu por los de los mo­ dernos. Otro, y previo al anterior, como su condición sine qua non, sustraer progresivamente el magisterio a los «regulares». 2 ) Uniformar la enseñanza. Uno de los estorbos son las «escuelas» filosófico-teológicas, y su secuela, el espíritu de partido que, desde la filosofía escolástica, se ramifica por las demás facul­ tades, e inocula en el resto de la sociedad. 3) Centralizar la enseñanza, en manos y aras del Estado. Es el hito final. Todo esto exige reestructurar la instrucción pública y muy espe­ cialmente su alma mater, la universidad. Para su reestructuración se arbitran, entre otros, estos medios: 1) el conocimiento de la historia de cada una por ella misma 2 ) la denuncia de su medievalismo y escolasticismo, para extin­ guirlos 3) la reducción de su número 4) la reforma de las restantes en lo disciplinar, académico y admi­ nistrativo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz