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248 GERMAN ZAMORA porque es el más claro de los que se han escrito en España, el primero en que se ha unido el modo de filosofar antiguo con el moderno y por ser metódico y claro, y más fácil de ser bien recibido de los profesores de Filosofía que cualquier otro extranjero; o en caso de elegirle tal, puede ser Duhamel»40. De las ideas de ese interesante párrafo sería tenida en cuenta por el Consejo, sobre todo, la que hemos subrayado porque pudo estar en el origen de textos como el de Francisco de Villalpando. Seguro Ma- yáns de que no hay manual sin tacha, concede a los catedráticos per­ miso para componer diez pliegos de anotaciones al que se elija, para corregirlo o completarlo. Piensa que Aristóteles no dejó tema por tratar en lógica, aunque lo hizo de un modo desperdigado, «y hasta ahora no ha habido quien lo haya unido». Sus ideas sobre la física son un tanto peregrinas para su tiempo y talla, si bien traicionan, en el fondo, su proclividad ecléctica y teológica, al escribir: «La física no tiene libro absolutamente magistral, si no es que digamos que el mundo es su libro... y que de todos los siglos se ha de escoger lo mejor» 41. En cambio, es enteramente de su época cuando exalta la importancia práctica de las matemáticas —«hasta que en España haya abundancia de ingenieros hábiles, ni habrá ríos navegables, ni canales que lo facili­ ten..., ni florecerán las artes como en algunos países extranjeros»—, aunque la fundamentación teórica de su exigencia peque nuevamente de teológica y, últimamente, de platónica (el número, peso y medida constitutivos del mundo, según la Biblia y la República) y los textos que propone resulten desfasados: Dechales, Wolff, Tosca42. Si para 40. Id., 222. Pese a sus vacilaciones respecto del texto, Mayáns no nos parece tan arcaizante para el de filosofía como se le tacha {Id., 128-129),y como en realidad lo es para el de física y matemáticas {Id., 128-130), para las que indica los manuales de Wolff, Corachán y Dechales. Pues el de Tosca es pro­ puesto interinamente; se antepone a todos un autor del que no se menciona el nombre y que escribe en 1761. Se trata de Pedro Leridant, cuyas institucio­ nes filosóficas serían obra preferida por muchos reformistas. 41. Id., 183. 42. Id., 224-225. El Mundus mathematicus, de C. F. Milliet Dechales (1611- 78) es recopilación postuma (1690) de sus numerosos trabajos sobre matemá­ ticas. Los Elementa matheseos universae, de Ch. Wolff (1679-1754) datan de 1713-15, y el Compendio matemático de T. V. Tosca, de 1670, aunque hubiera reediciones intermedias, corregidas y aumentadas (Mayáns escribe que tiene el Níundo matemático de Dechales «diligentísimamente enmendado de centenares de gravísimos errores en su contexto y en susfiguras por el Doctor Baltasar Iñigo, insigne matemático». Id., 225).

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