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242 GERMAN ZAMORA tes pondrán el máximo empeño en que sus alumnos entablen contacto vivo con ellas a base de su «estudio analítico, imparcial y positivo», que les restituya el puesto usurpado por una «increíble muchedumbre de cuestiones frívolas y ridiculas», puestas en circulación desde los siglos oscuros. Unos y otros han de tener muy en cuenta que los libros de texto, por buenos que sean, nunca podrán sustituir a las fuentes: su función no es otra que la de encaminar hasta ellas por vías más cortas y derechas. «Sólo puede llamarse teólogo o canonista el que mejor conociere y más continuamente estudiare las fuen tes y depósito de la autoridad, de donde se derivan todos los estudios eclesiásticos»31. Además de la Biblia y la tradición apostólica, los santos padres y los concilios constituyen «dos abundantísimas fuentes que en uno con las demás han de ser materia de estudio de toda su vida»: con el dogma, la disciplina y la moral, forman «el verdadero patrimonio de las ciencias eclesiásticas». 3) Ha de estudiarse por impreso, y no por dictados. Pero se ex­ cluyen absolutamente las sumas, cursos, compendios e instituciones elaboradas según el método escolástico, que corrompe el saber. Por esa razón queda excluida de la enseñanza de la teología la Summa theolo- gica, entretejida de una filosofía perniciosa y al borde ya de la extinción en España... En lugar de esos textos escolásticos, Jovellanos asienta como máxima inviolable de carácter general el valerse de las mejores instituciones de cada época y, por el momento, propone el Curso teo ­ lógico lugdunense para los elementos de teología, y el Comentario a las Sentencias, de Guillermo Estio, para su perfeccionamiento en la licen­ ciatura 32. A estas obras se las juzga libres de «los vicios del antiguo 31. Reglamento, (BAE t. 46, 201 ss.; ed. Caso, 152 s.). 32. Ib. En un plan de estudios francés del siglo xvm , elaborado para la formación de seminaristas, se lee: «Un régent... doit prendre garde de s’attacher uniquement à la vérité et de la rechercher tant pour la foi que pour les moeurs, dans la sainte Écriture, dans la tradition —dont les pères nous sont témoins— et dans les définitions des saints conciles, qui nous doivent aussi être très respectables et aussi vénérables que les évangiles mêmes...» (cit. por R. D a r r i - cau , La formation d e s . P rofesseurs de Séminaire au debut du X V IIIe siècle, en Divus Thomas 41 (1964) 300). Según el autor, este plan se hallaba en 1783 entre los papeles del abate A . Gilbert, notorio por sus opiniones jansenistas (Id., 63). Sobre el texto teológico de Lyon escribe M. A n d rés , «El cursus Lug- dunensis, titulado Institutiones theologicae, fue publicado en 1780, 1784, 1785, 1790, y puesto en el índice de libros prohibidos, en el que aún permanece, en 1792. Su autor fue el oratoriano José Valla (f 1790), profesor en Soissons y después en Lyon. Fue obra muy alabada por los jansenistas de Francia e

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