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238 GERMAN ZAMORA el que incluían tres años de filosofía, para dedicar uno a la lógica y dialéctica, otro a la física y metafísica y el tercero a la ética de Aris­ tóteles, al que debería seguir un cuarto año de teología moral «por el autor más clásico y de mejor nota de la moral más sana» 22. Al discu­ tirse en el Consejo este plan, reputado previamente por los fiscales, de tan pródigo en moral como escaso en dogmática, hallábase presente Jovellanos, miembro del de Ordenes y caballero de la de Alcántara. El asunto de la reforma de los estudios clericales en las viejas institu­ ciones militares se juzgó de importancia, y fue comisionada una persona de tanta confianza del Consejo como Antonio Tavira, para obtener, en Salamanca, como prior de Uclés, noticias de primera mano sobre el estado de los mismos en las de Santiago y Alcántara. En 1787 acordó el Consejo entregar todo el expediente a Jovellanos y consultarlo al rey. De ese modo surgía al año siguiente un Reglamento provisional, para actualizar el colegio, respetando a la vez la voluntad de sus fundado­ res 23. Su primer artículo exigía que los candidatos a la Orden hubieran cursado toda la filosofía antes de alistarse en ella. Dando un paso más, Carlos IV nombró a Jovellanos visitador ex­ traordinario de todos los colegios «militares» salmantinos (1790). Su gestión respecto del de Calatrava no se limitó a observar la realidad por sí mismo, sino que consultó a «personas doctas, celosas de los progre­ sos de la literatura», del colegio y fuera de él. Reflexionando sobre estas impresiones y sobre los planes anteriores, Jovellanos redactó, con su seriedad característica, el nuevo Reglamento para el Colegio de Cala­ trava 24, considerado por la crítica y pedagogía posteriores como una 22. Cf. J. C a so G o n z á le z , o . c ., 16. 23. Jovellanos expresaba así una de las fórmulas medulares de la reforma, en el preámbulo a su Reglam ento : «...declaramos que las referidas primitivas Constituciones quedarán en su fuerza y vigor en todo aquello que no esté señaladamente dispuesto y decretado en el presente Reglamento». 24. El propio autor resumía su larga gestación en estas palabras iniciales: «Don Gaspar Melchor de Jovellanos, del Consejo de Su Majestad en el Real de las Ordenes, caballero de la de Alcántara, visitador general extraordinario del Imperial Colegio de la Inmaculada Concepción que la Orden de Calatrava tiene en esta ciudad de Salamanca, y particularmente comisionado por su Ma­ jestad en su Real Consejo de las Ordenes para establecer y llevar a debida ejecución el Plan de Estudios domésticos del mismo Colegio, propuesto a Su Majestad por el citado Real Consejo en consulta de 7 de diciembre de 1787, y aprobado por Real Decreto publicado en él a 13 de septiembre de 1788; habiendo concluido ya las visitas pública y secreta de dicho Colegio, que nos fueron asimismo encargadas, y tomando todas las noticias e informes conve­ nientes, tanto del Rector y otros individuos de su comunidad, cuanto de perso-

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