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236 GERMAN ZAMORA de una metafísica bien ilustrada, y se sitúa en una perspectiva supe­ rior a la particular de cada una para comparar las diferentes ciencias entre sí. No es, por ejemplo, la historia, sino la filosofía de la historia, ni la ley, sino «el espíritu de las leyes». La figura de Voltaire se perfila­ ba, pese a todo, en la cúspide de ese espíritu 19. Los ministros ilustrados de Carlos III fueron, por lo general, cre­ yentes sinceros, radicados profundamente en la tradición católica espa­ ñola, en su veta liberal, que les permitía una apertura de horizontes compatibles con su fe, tan cerrados a otras mentalidades, igualmente católicas pero no igualmente flexibles ni despiertas a los signos del propio tiempo histórico. Pensaban en la compatibilidad de las «luces» con su credo y que, junto a una Ilustración incrédula, podía desarro­ llarse una ilustración cristiana, sirviéndose de unos medios comunes y neutros, con una finalidad específica 20. 2) Melchor G. de jovellanos y su ideario reformista Buen testigo de esto fue Jovellanos, miembro de una generación más joven que la de Campomanes, pero sin ruptura ideológica con la de aquél en el lapso de tiempo que nos concierne. Por constituir la síntesis más clara, y literariamente más madura, de los ideales reformistas en materia de enseñanza durante todo el pe­ ríodo carolino, discutiremos una obra típica de este segundo gran astu­ riano del momento. En esa obra de G. Melchor de Jovellanos (1744- 1811), la ideología y el ideario en cuestión se acendran hasta lograr su formulación más cabal. Cronológicamente se inscribe unos veinte años después de la efemérides de referencia, al filo de los reinados de ambos Carlos, tercero y cuarto, pero pertenece aún de lleno al del padre y prueba así la continuidad renovadora a lo largo de todo el período. Con ello difiere a la vez, bajo un aspecto, de actitudes posteriores, que dejarían entrever la distinción apuntada más arriba frente a la Ilus­ tración. 19. Su nombre, por vitando, aparece siempre tachado en el ms. del Archivo de Campomanes, quizá por este mismo, con la apostilla: «Autor prohibido». 20. C f. V. R odríguez C asado , El intento español de Ilustración cristiana, en Estudios Americanos 9 (1955) 141-169. Por el contrario: M. de la P inta L ló rente , El sentido de la cultura española en el siglo XV III e intelectuales de la época, en Revista de Estudios Políticos 68 (1953) 79-113.

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