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130 ROMAN SANCHEZ CHAMOSO 3. E l planteamiento del tema «Iglesia y progreso humano» EN E L CONTEXTO ACTUAL a) Superación del antagonismo entre fe y progreso. Podemos decir que hoy se está pasando del planteamiento en términos de antagonismo al reconocimiento de las áreas propias de competencia 32. Está comen­ zando a cerrarse una etapa de prevenciones y prejuicios infundados, más dogmático-ideológica que propiamente científica. El deshielo ha comenzado. Cada vez resulta más normal delimitar los campos propios de la ciencia y de la fe, su propia competencia y sus propios medios, su finalidad y el tipo peculiar de respuesta que cada instancia debe dar al problema del hombre. Cada paso adelante de la ciencia no se entiende hoy sin más como un paso atrás de la fe. Resulta cada vez más claro que la respuesta que ofrece cada una es complementaria en orden a la clarificación del problema del hombre. Hoy, salvo en casos aislados de dogmatismo antirreligioso a ultran­ za, no se puede discutir a la fe su condición de aliado del verdadero progreso del hombre. Hoy se ve por las mentes más libres de pre­ juicios que la ciencia y el progreso no pueden suplantar a la religión y a la fe. Visto el panorama serenamente desde la vertiente de la refle­ xión teológica, e incluso desde la perspectiva de los mejores científicos, podría decirse que el fantástico desarrollo científico de nuestros días no ha afectado realmente al núcleo de la fe en Dios, aunque sí ha tenido incidencia en las representaciones de Dios, en el modo de concebirlo y de dirigirse a él, en la vida religiosa práctica de nuestros contemporáneos. Es decir, el evance científico actual es primariamente un fenómeno cultural y sólo indirecta o derivadamente un fenómeno religioso. b) La trágica ambivalencia del progreso en nuestros días. Es éste uno de los aspectos más resaltados en la encíclica Redemptor hominis 33. Nos encontramos de hecho con demasiada frecuencia ante un progreso logrado a costa del hombre, suponiendo para la humanidad un daño radical e irreversible. El costo es a veces de vidas humanas (individuos e incluso pueblos o etnias). Se ha caído en la aberración de hacer del hombre un fertilizante para el progreso. 32. Cf. C. D uquoc, o . c ., 55-68. 33. Cf. nn. 15 y 16.

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