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90 MIGUEL G. ESTRADA 1.2. Inserción en la Iglesia diocesana Pero el religioso, hombre carismàtico por vocación, vive de hecho inserto en una Diócesis. El religioso giróvago, sin monasterio fijo y adiocesano por principio, es un producto que hoy no se admite. Quie­ nes somos religiosos nos sentimos, en mayor o menor grado según la propia sensibilidad, miembros vivos de la Iglesia local. Y la Iglesia diocesana nos sabe presentes en su vida, y nos admite como parte integrante de la misma. Los religiosos, en un sentido especial pero real, nos sabemos cristianos en una Diócesis. Esta pertenencia de los religiosos a la Diócesis en la que viven está afirmada repetidamente por el más alto magisterio de la Iglesia. El cardenal Pironio, por ejemplo, presentando el Documento Mu- tuae Relationes — documento que pretende armonizar las relaciones en­ tre obispos y religiosos— , llama la atención sobre la importancia que tiene allí el tema de la inserción de los religiosos en la Iglesia local. Dice así el cardenal: «A propósito de esto —y sin entrar en mayores profundidades— quisiera destacar la importancia que el Documento da a ’la Iglesia particular’. No como contrapuesta a la Iglesia universal, sino como el lugar inmediato donde se realiza la variada riqueza de la única Iglesia de Jesucristo y donde se establece el diálogo fecundo entre el obispo y los religiosos»3. Efectivamente, así es. El Documento Mutuae Relationes subraya fuertemente esta inserción diocesana de los religiosos. Y lo hace, ade­ más de con doctrina propia, apropiándose ideas y palabras del Vatica­ no II. Refiriéndose a los religiosos en general dice, por ejemplo, Mu­ tuae Relationes: «E l Concilio afirma que los Religiosos y Religiosas pertenecen también de manera peculiar a la familia diocesana»4. «Los Religiosos, por su parte, aún perteneciendo a Institutos de derecho pontificio, deben sentirse verdaderamente miembros de la familia dio­ cesana» 5. 3. Eduardo F. P ironio , Comentario al Mutuae relationes (Criterios pasto­ rales sobre las relaciones entre obispos y religiosos en la Iglesia), 36. 4. N.° 36. 5. N.° 18.

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