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82 ANTONIO LINAGE CONDE ni 297; el abate Ducreux298; Juan Bautista Alzog 299; y el claretiano Fran­ cisco de Asís Aguilar 300. Se menciona uno local leonés301; y, por su­ puesto, el segoviano Diego de Colmenares 302. También hay citas de fray Zeferino González y Augusto Nicolás 303. A menudo son imprecisas las tales 304. Así las cosas 305, lo que más grato nos queda de la obra de nuestro canónigo son sus relatos de los ingenuos milagros atribuidos por la piedad popular a la Virgen de la Peña, casi todos relacionados con la peligrosa topografía de su contorno 306; o de las devotas y raras pro­ cesiones de la misma por la villa 307. A pesar de que hacia tal piedad popular, y pese a lo que nos dejara apuntado de su gusto por las mani­ festaciones exteriores en El cristiano instruido en su ley, don Eulogio se muestra aquí censor severo, a propósito de las vestiduras de la sacra imagen: 297. No precisa más; a la p. 65. 298. Historia eclesiástica general o siglos del cristianismo (Madrid 1788- 92); a la p. 65. 299. La traducción de la Historia universal de la Iglesia, de este jesuita silesiano y profesor en Friburgo, no se hizo del alemán sino del francés (Bar­ celona 1852) 62-4. 300. Compendio de historia eclesiástica general (Madrid 1874) 42. 301. A. L o bera . Historia de las grandezas de la muy antigua e insigne ciu­ dad e iglesia de León, Valladolid 1596, 151. 302. Pp. 160, 233 y 259; naturalmente de la Historia de la insigne ciu­ dad de Segovia. 303. Pp. 25 y 108. Del primero, se trata de la Historia de la filosofía. 304. Y en algún caso no de primera mano. A la p. 30 se omite «por ca­ ridad» el nombre de un impugnado «cronista moderno». 305. Sin embargo, la historia de la Virgen de la Peña no ha avanzado un solo paso desde los días de don Eulogio. Sólo un resumen descuidado de éste son las pp. 133-7 que la dedica E. del B arrio M a r in a s , en La Santísima Virgen en Segovia. Sus apariciones, ermitas y advocaciones en la ciudad y en los pueblos de la provincia, Segovia 1954. Llegamos allí a leer que «de la fe católica de Confloenza (j/c) en tiempos de los visigodos habla el lábaro de Constantino que figura en la portada de la iglesia de Santa María». ¿Acaso porque nuestro canónigo llegó a vislumbrar la posibilidad de que fuera visigó­ tica la imagen de la patrona, gótica más bien? (88-95). Y en el Diccionario de historia eclesiástica de España, 4, 312, P. García Fidalgo (artículo Peña, Nues­ tra Señora de la (Segovia; sic), escribe dentro de «Santuarios»: «El culto a la Santísima Virgen en Sepúlveda data ya de los siglos vi o vil». Ante la in­ tegral falta de pruebas, ¿por qué no antes o después? 306. Pp. 275-89. 307. Pp. 304-21. Prescindiendo de las más antiguas, producto sólo de sus consabidas conjeturas (pp. 296-304). Posteriormente a la aparición del libro, sólo ha vuelto a salir la imagen de su santuario en 1939, como acción de gra­ cias por la terminación de la guerra civil; y en 1954, durante el año mariano.

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