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UN CANONIGO SEPULVEDANO DE LEON 75 En cuanto al régimen, don Eulogio nos elenca una correlación entre las preposiciones castellanas y los casos latinos, prescindiendo de esa «larga continuación de reglas oscuras, difíciles y fatigosas a la memo­ ria 251, como no puede menos de ser, si a cada palabra o clase de palabras se ha de señalar su régimen particular» 252. Y nos dice tener escrita «la teoría del verbo único regente» 253, reservándose su exposi­ ción futura para cuando ese su método se hubiera generalizado, por parecerle acaso en el ínterin un tanto oscura para los niños. Y de que fiaba mucho de aquél es síntoma inequívoco cómo al final se disculpa en atención a que las «reformas radicales no siempre son perfectas desde el principio» 254. A pesar de todo se trata de una gramática normativa, clara y senci­ lla, útil por sí misma, incluso hoy día y, al mismo tiempo, reveladora de la extensión y calidad de los conocimientos latinos que se impartían y exigían a unos alumnos de la escuela media capaces nada menos que de afrontar la expresión en la lengua noble 255. Y al llevarla nuestro canónigo a cogüelmo, por cierto que aprove­ chando incluso las ejemplificaciones de la misma para vehículo de su adoctrinamiento moral también, se hubo de sentir, como siempre, ple­ namente inmerso en su condición de levita. Que ante todo como idioma eclesiástico y de la Iglesia al latín se acercó cual didacta y sacerdote 256. 251. Recordemos las experiencias a este propósito que nos cuenta Palacio Valdés en La novela de un novelista. 252. A la p. 6 del Primer curso, se refiere al «estudio y penosa enseñanza de esta hermosa lengua». Cf. B. Goñi - E. E c h e v a r r ía , Gramática latina teó- rico-práctica, Pamplona 1910, muy editada. Existe un ejemplar encuadernado por el artista gaditano José Galván (1980). 253. P. 5 del Primer curso. 254. No nos consta que los cursos se reeditaran. Pero en la contraportada de la Historia de la Virgen de la Peña, impresa en 1910, se anuncia todavía su venta. 255. Agradecemos la colaboración prestada para toda esta parte a nuestro entrañable amigo Félix Fernández Murga, eminente italianista con huellas pro­ fundas de una formación clásica de siempre. 256. Para meditar en torno a la índole del latín como lengua de la iglesia occidental, son fundamentales los estudios recopilados por Ch. M o h rm an n bajo el título de Etudes sur le latin des chrétiens (Roma 1961-5). Sobre todo su teoría, a propósito de dicho latín eclesiástico, de la Kunstsprache, es decir, lenguas que como tales no están o han dejado de estar fundamentadas sobre una comunidad étnica, pero que en cambio reposan sobre la tradición de una colectividad, ésta aglutinada por la fuerza unificadora de una mentalidad. Sobre todo Le latin médiéval (I'I, 181-231; antes en Cahiers de civilisation médiévale 1 (1958) 265-94). También Die Rolle des Lateins in der Kirche des Westens (ib., 35-62); La latinité chrétienne et le problème des relations entre langue et

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