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UN CANONIGO SEPULVEDANO DE LEON 71 en Madrid, por la viuda de Hernando, en 1893, con aprobación del arzobispo-obispo Cos 239; lo mismo que la cuarta 240, en 1899; la quin­ ta, en 1909 241; y la sexta, postuma, en 1913. Y un dato no más a retener. De la primera a la última edición de El cristiano instruido en su ley pasan treinta y dos años. Y veintinueve entre las correspondientes extremas de su Compendio, no siendo ade­ más de excluir hubieran sido dadas otras aún a los tórculos de haberse prolongado la vida del autor. Notemos cuanto tal cronología tiene de síntoma de una permanencia doctrinal 242. Laus deo ejusque purissi- mae matri sine labe conceptae, que se despedía en las dos obras nuestro canónigo, fiel a esa devoción concepcionista que cuando él pasaba en Segovia sus primeros años de seminarista impulsaba a sus paisanos a cuerdo del que con vosotros pasó, entre esas pintorescas rocas, las travesuras infantiles, hoy os tiene escondidos en las alas de su corazón para amaros y serviros y siempre dispuesto a defender los derechos de mi patria y hogar, como un verdadero paisano y s. s. que desea vuestra felicidad». De la tercera hemos adquirido uno en la librería Mateos, de Málaga, por 200 pts., en 1976. El Compendio no figura en Palau. 239. En decreto firmado por el gobernador eclesiástico, arcipreste José María Caparros,y el arcediano secretario Julián de Diego Alcolea. El precio era la mitad que el de la obra extensa. Se anunciaban los dos programas de Doctrina cristiana explicada (para el curso elemental) y de Religión y Moral (para el superior) al precio de treinta céntimos. No los hemos visto. Como tampoco el de Historia sagrada, anunciado en la cuarta. En la primera, ade­ más de los puntos de venta señalados en la obra extensa, constaban la librería de Juan Bastiños y hermanos, en Barcelona; y la de Cecilio Gasea, en Zara­ goza (plazuela de la Seo, 2). 240. Por la librería de Hernando, sin más. 241. Por la librería de los sucesores de Hernando. Pero hay un problema. Otra edición, también titulada quinta, tiene la fecha de 1911. En la Biblioteca Nacional lleva la signatura 1-59774. Hay que convenir, pues, en que fueron siete las ediciones. Esa circunstancia de encontrarse ejemplares de ambas en la Nacional parece hacer más improbable que fuera errata de una parte de la tirada la diferencia. 242. Para la iglesia española en esta época y aledaños: J. M. C uenca T o - r ibio , Estudios sobre la iglesia española del X IX , Madrid 1973; Id., Aproxi­ mación al estudio del catolicismo español de fines del X IX , en Hispania sacra 24 (1971) 347-65; F. M a rtín H ernández - J. M . de la C ruz M o lin er - J. M . P in er o , Espiritualidad romántica, en Historia de la espiritualidad II, Bar­ celona 1969, 449-523; J. G o m is - J. M . P in er o , Espiritualidad contemporánea, en ibid., 529-641; R . M a rtín ez A lbia ch , Religiosidad hispánica y sociedad borbónica, Burgos 1969 y J. M artín T ejed o r , España y el Concilio Vaticano I, en Hispania sacra 20 (1967) 99-175. Felizmente van también apareciendo tra­ bajos de detalle. Así el reciente de R . R odríguez de C oro , El primer obispo de Vitoria y la villa de Zumaya en torno a la revolución de 1868, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País 32 (1976) 121-55. Del mismo Cuenca, Sociedad y clero en la España del X IX (Córdoba 1980).

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