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10 ANTONIO LINAGE CONDE bien la abuela paterna, Francisca Oria; y de San Justo la materna, Angela Casado. Al margen de su partida bautismal se podría apos tillar andando el tiempo: «Este niño fue consagrado sacerdote, párroco de Riofrío de Riaza, canónigo de la S. I. C. de León, profesor de teo logía de la Normal de Maestros de dicha ciudad y notable por su piedad y ciencia. Tiene escritos notables hechos y antigüedades de la historia de Sepúlveda». Aunque el futuro canónigo de la catedral legionense dejaría de vivir habitualmente en su pueblo una vez que de niño ingresara en el seminario de Segovia, sentimentalmente se mantuvo ligado al mismo en profundidad a lo largo de toda su existencia terrena, a él dedicó la totalidad de su producción historiográfica, y materialmente gustó de pasar allí la parte más extensa de sus siempre holgadas vacaciones. No habiendo, pues, dejado aquél en momento alguno de ser el telón de fondo de su biografía, debemos antes de nada ocuparnos de su panorama en esos días en los cuales el país todavía estaba estrenando el nuevo régimen, cambio político de profundo trasfondo social que en una tierra y un lugar tan fieles a su misma continuidad sosegada y un tanto dormida desde los días bajomedievales como los de Sepúlveda, forzosamente había de acusarse con una brusquedad más intensa. Repoblada la villa 5 como una avanzada militar más allá de la línea del Duero por Fernán González el año 940, y definitivamente orga nizada la vida de su alfoz ganadero por el derecho foral que a su municipio Alfonso VI le codificara el 1076, al correrse inmediatamente la frontera hasta la del Tajo — recordemos que en 1085 tuvo lugar la incorporación de Toledo a la monarquía cristiana de aquél— cesó para ella todo papel de protagonismo histórico e inició su grato sopor de ocio hidalgo mantenido por el digno sosiego de las rentas que ha quedado plasmado en los blasones de sus casas solariegas y apenas conoció la sacudida de la revolución industrial. Así las cosas, nos expli camos que la supresión de los mayorazgos, aún no consumada gracias a la falta de prisa de sus disposiciones transitorias en los días juveniles de don Eulogio, quizás a medias atenuada y a medias enrabiada todavía 5. Cuenta ésta con dos buenas síntesis históricas: M arq u és de Lozoya, Sepúlveda, Segovia 1967 y A. L in a g e Conde, Hacia una biografía de la villa de Sepúlveda, Segovia 1972. Complemento y puesta al día de la última en él mismo: En torno a la Sepúlveda de Fray Justo. Geografía literaria e historia, en Homenaje a Fray Justo Pérez de Urbel, O.S.B. I, en Studia Silensia I I I (1976) 575-653.
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