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34 ANTONIO LINAGE CONDE fuera el caso de otros hermanos en el episcopado, por los gobiernos de la septembrina. Pero tanto Isabel como su esposo Francisco de Asís recomendaron a su hijo Alfonso XII que a su vez intercediera ante el cardenal. Y el joven monarca encargó que se avistaran con él a tales fines los condes de Sepulveda y de Losa, lo que acabó de allanar los últimos caminos 72. Con lo que el 21 de enero de 1877, a las siete y media de la mañana, y de intenso frío por cierto, luego de tres días de viaje desde París, «la monja de las llagas» llegaba a la estación de Guadalajara, con dieciocho madres y una novicia decoro y cinco de velo blanco. Don Eulogio, ya reintegrado en sus funciones de capellán, por supuesto que se contaba entre los amigos que esperaban el tren. Y Sor María Isabel nos cuenta así de su intervención en aquellos días: «Dio tam bién cuenta de nuestro regreso Su Eminencia 73 al virtuoso señor don Eulogio Horcajo Monte, quien como ya creo haber dicho en su lugar correspondiente, cuando nos expulsarondel convento se ofreció a mi venerada madre y a la comunidad para quedarse al cuidado de él y de la iglesia, que la sierva de Dios deseaba quedase siempre abierta al culto divino. Con incansable y fervoroso celo cumplió don Eulogio su promesa los nueve años que permanecimos en Francia; ni un solo día dejó de celebrar la santa misa y cuantas funciones podía, ejercicios, flores del mes de María y otras, ayudado para ello de las limosnas que mi venerada madre le enviaba desde Francia de vez en cuando 74 y de la caridad de algunas señoras de la población. Don Eulogio Horcajo, recibido el aviso de Su Eminencia, contestó lo siguiente: «}. M. J.—Eminentísimo Señor Cardenal: Con gran satisfacción he recibido la noticia de reinstalación de las religiosas concepcionistas d es calzas a esta su santa casa, y d oy mil gracias a Dios por haber orillado lo s grandes obstáculos que a la justificada actividad y celo de Vuestra Eminencia se hayan opuesto para conseguir su anhelado deseo. La p o blación en su inmensa mayoría, sobre todo las personas sensatas que palparon lo s grandes resultados que en la instrucción y culto dio la permanencia en ésta de la santa comunidad, celebran en el fondo de su alma y han acogido con júbilo la noticia de su reinstalación. Aún no 12. Sor Patrocinio, 213-5. 73. Fue don Eulogio el comisonado arzobispal para recibir el edificio del convento de la administración de Guadalajara. Todo según el libro citado en la nota 38. 74. La ex-reina socorría mensualmente a Sor Patrocinio con 2.000 pesetas mensuales.
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