PS_NyG_1981v028n001p0007_00840410

30 ANTONIO LINAGE CONDE año de 1868. Todo al fondo de una plazuela que tan sólo los edificios conventuales integran e incluso para la tranquila Guadalajara de enton­ ces debía suponer un escogido remanso de paz. Y en aquella iglesia58, huérfana de las vírgenes del Señor, don Eulogio celebraba el culto por su cuenta y a sus expensas, durante dos años la misa de once y durante cuatro la de doce, con gran con­ tento de los fieles a tales horas y lugar acostumbrados, no habiendo otro «sacerdote que se encargara de hacerlo, con retribución o sin e lla » 59. Y ello entre el 1 de enero de 1869 y el 22 de enero de 1877. Y, de cómo lo que en la circunstancia se le imponía era la conciencia de su particular misión, es buena prueba el detalle de que habiendo sido nombrado por el vicario general de Alcalá de Henares coadjutor de la parroquia de San Nicolás de B a r i60, el 25 de abril de 1871, puesto también vacante por falta de las correspondientes asignaciones, renunció a él el 1 de febrero siguiente, ante una cierta incompatibi­ lidad de hecho entre los dos menesteres. San Nicolás era el templo que los jesuitas levantaron el año 1631, con una portada, espléndidamente coronada de ángeles, que pone la nota de la belleza en el ringle del resto de las casas de la calle Mayor y se abre a la homónima plaza. Y así nos lo dejaba descrito a fines de siglo una espontánea guía sin pretensiones: «Su fachada es artís­ tica, su interior agradable, mucha luz, mucha blancura, mucho espacio. Sobre el crucero se alza una hermosa cúpula, y en el altar mayor se ostenta un gran retablo, algo churrigueresco, pero verdaderamente monumental por su tam año »61. Nosotros no padecemos las limitacio­ nes estéticas a la vista en las antecedentes pinceladas. Y así podemos congratularnos del acierto con que el retablo cierra todo el frente ar­ quitectónico de la nave central, compensando su falta de diferencias en la profundidad de sus elementos con los efectos del desbordado retor­ cido de sus columnas y las dinámicas posturas de los ángeles de su entablamento a pesar de la simple alineación en que aparecen situados. 58. Teniendo en cuenta el sentido de la continuidad de las monjas de hoy, a pesar de los estragos de la guerra civil, es posible hacerse una imagen muy exacta de la misma, luego de su restauración fidelísima por ellas. 59. Así consta en sus Testimoniales, dos pliegos de 31 X 22 cms., impre­ sas en León el 7 de abril de 1900 por Maximino A. Miñón, de donde vamos tomando buena parte de estas precisiones cronológicas. 60. A muy escasa distancia del convento del Carmen, separados ambos por poco más que la misma Plaza Mayor. 61. J[uan] P [ r a ts ] y J [ imeno ], Guadalajara y el palacio del Infantado, Madrid 1882, 18.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz