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UN CANONIGO SEPULVEDANO DE LEON 27 estigmatizada desde que se la apareciera un día trece del mismo, en el monasterio del Caballero de Gracia todavía, el ya lejano año de 1831, «en un trono de nubes resplandecientes, cercada de querubines y de innumerables ángeles que alababan y bendecían a su celestial reina con dulcísimos cánticos. En medio de la aparición destacábase, brillan­ tísimo, el Príncipe de la milicia celestial, San Miguel Arcángel, con una lindísima imagen de la divina señora en las manos, titulada del Olvido, Triunfo y Misericordias. Al presentársela el arcángel a la sierva de Dios, dijóle la dulcísima madre que aquella divina imagen venía enriquecida con muchas gracias y privilegios para sus verdaderos devo­ tos; que cuidase de su culto». Y en la noche del día siguiente: «H ija mía, ¿por qué se contrista tu corazón, si todas las misericordias y tesoros de mi hijo voy a poner en tus manos, por medio de esta mi soberana imagen? Ellos se olvidan de mí y retiran las misericordias; y por esto, a esta imagen le darás el título misterioso del Olvido para darles a entender que me han olvidado; pero yo, que soy vuestra tierna y amorosa madre, quiero poner a la vista de todos los mortales en esta imagen mía que jamás mis misericordias se apartan de ellos... A tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada imagen mía, con los títulos del Olvido, Triunfo y Misericordias». Todo lo cual sería indulgenciado sin pérdida de tiempo por la santidad de Gregorio X V I 55. La familia de nuestro canónigo aún conserva en su casa de la Plaza del Trigo de Sepúlveda una deliciosa miniatura artesanal de la talla en su altar y capilla sulpicianos, y todo protegido por un fanal que nos ha impedido incluso darnos cuenta de los materiales que sirvieron para llevar a cogüelmo la policromada tarea, que fue un regalo per­ sonal de Sor Patrocinio a aquél. Poco más de treinta años habían pasado desde que todos los frailes se fueran de Guadalajara. Y por supuesto que quedaban todavía muchas gentes que se acordaban hasta de algunas de las coplas que habían coreado su salida: 55. La talla que físicamente respondía a la aparición de la Virgen, encon­ trada enseguida en un nicho perdido en una de las estancias del convento del Caballero de Gracia, todavía se sigue venerando en el altar mayor —pese a su muy pequeño tamaño— del de Guadalajara. Tiene al niño en brazos y al de­ monio a sus pies. Véase J. M. S ola , Centenario célebre de la aparición de Nues­ tra Señora del Olvido. Triunfo y Misericordias. 1831-1931 (s. 1.).

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