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LOS BARÍ 5 1 1 Su etnia está integrada por una forma particular de ser, pensar, vivir y un ambiente geográfico concreto que les pertenece como grupo. Todos los grupos comunales, residan en la zona venezolana o colombia­ na, se consideran parte de esa otra realidad más amplia que la integran. Dentro de esta concepción unitaria colectiva existe, también, en el pueblo barí una conciencia clara de su mutua independencia. Sus rela­ ciones intergrupos se regían por el principio, varias veces anotado a lo largo de nuestro trabajo, de armonía e independencia, conciencia de formar un grupo, pero con una política de no ingerencia entre los distintos grupos comunales. Estos grupos o parcialidades son conscientes de integrar ese gran pueblo barí con sus mitos, tradiciones, características psicobiológicas, lingüísticas y territoriales comunes por las que ellos se reconocen como distintos de los demás pueblos. Tanto en la documentación antigua sobre los barí como en su historia reciente se constata de continuo esa armonía mutua. Sólo se conoce un Documento antiguo en el que nos habla de sus mutuas rivalidades y, precisamente, por causa de sus parcialidades territo­ riales 117. Cada grupo comunal ocupaba un territorio determinado, apropiado para situar, además de la casa comunal, sus respectivos conucos, para dedicarse a la pesca y caza... con libertad, que era fielmente respetado por los otros grupos con naturalidad. Cada grupo, con su casa y terri­ torio comunales, se mantenía independiente de los otros grupos barí vecinos. Cada grupo hacía su propia vida sin preocuparse indebidamen­ te de sus vecinos 118. 117. Se trata de un Documento del Archivo General de Indias, Sevilla, Audiencia General, Ieg. 338 y recogido por A . de A l c a c e r , L os barí..., 24-25. Dice textualmente: «se mantienen por lo común en muchas hostilidades y a veces se matan unos a otros sin otro motivo que el de ser de distinta parcia­ lidad». Nos resulta llamativo, por ser el único Documento que se refiere a este carácter de mutua rivalidad, tan extraño a las tradiciones y mitos barí y al resto de documentación histórica sobre este pueblo, como venimos apreciando a lo largo de este trabajo y pudimos constatar al hacer referencia a las cua­ lidades psicosociales de este grupo étnico. ¿No podría tratarse, en tal Docu­ mento, de otro grupo étnico no propiamente barí? Resultaría interesante un estudio detenido y crítico de dicho Documento en franca oposición a la tradi­ ción barí y al Diario de Guillén, en el que afirma: «Es entre esta Nación in­ disoluble instituto la paz y la conformidad entre sí y el herirse o quitarse las vidas unos a otros, lo estiman por crimen delito» (o. c., 276). 118. Quizá esta forma particular de ser del pueblo barí pudo haber ori­ ginado interpretaciones no correctas, atribuyéndole un excesivo individualismo y despreocupación desconsiderada respecto a todo lo que no sea su propia fa-

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