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5 0 8 D. CASTILLO CABALLERO El grupo comunal sufría, con relativa frecuencia, las secuelas de enfermedades propias de la selva tropical y de la insalubridad del bohío. Los primeros contactos con la civilización les originaron ciertas epidemias momentáneas, como es natural, y por cuya causa murieron algunos. No estaban debidamente preparados para afrontar esta situa ción. Sin embargo, las enfermedades que presentaban, a pesar de una primera impresión de buen aspecto físico, no fueron fruto de dicho contacto, como, a veces, se ha afirmado sin consideración. Los barí estaban afectados desde muy antiguo de múltiples y variadas enferme dades. Por otra parte, la mortandad infantil era frecuente, como con fiesan nuestros informadores. Preguntados éstos sobre la existencia de enfermedades y las causas de la muerte entre los barí antes de la última pacificación, respondían: « ¡Uf! "W í ” , "Skjibé” . "Muchas” ... "Bastantes” » ... Antes morían mu chos barí de pequeñitos, sobre todo, pero también de todas las eda des...». Y se ponían, a continuación, a detallarlas: fiebres, dolor de estómago, de garganta, diarreas frecuentes, picadura de culebra... y otras. Según A. de Alcácer, raro era el barí que pasaba de 40 años 114. Las causas de esta situación penosa eran muy variadas. Sus mismas condiciones materiales las provocaban y favorecían. El interior del En los primeros momentos de contactar con ellos se hallaron algunos de talles que llevaron a creer en posibles ritos de iniciación de las hembras. Así, se nos relata el siguiente acontecimiento: «Observamos algo que no pudimos entender: una muchacha de unos 15 años, bien desarrollada, situada a unos doce metros del bohío, en el mismo sitio siempre, cambiaba de postura y se daba cuenta perfecta de lo que sucedía a su alrededor, pasaba como inadvertida para ellos. Cuando pregunté al capuchino, me informó aue tenía dos días en ese lugar, que allí comía y en la noche la metían al bohío, para sacarla al día siguiente. ¿Cómo y con quién informarse? ¿Sería castigo? ¿Sería acaso la épo ca de su formación como mujer o sería algo semejante al blanqueo prematri monial de nuestros guajiros? Cuando entendamos al motilón o el motilón nos entienda a nosotros, sabremos estas y ¡cuántas cosas más!» (A . B orjas R o m ero , Una visita a los indios motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 316). Nos nformamos sobre este hecho y nos dijeron que era costumbre hacerlo para curarse de fie bres palúdicas. De todas formas, más tarde analizaremos algunos mitos en los que aparecen ritos de intencionalidad iniciática para la mujer. 11 4 . A. de A l c a c e r , L os barí..., 8 9 . A pesar del influjo de los primeros contactos con la civilización en las enfermedades contraídas por los barí en aquellos momentos, creemos que se ha exagerado bastante y no aceptamos la postura de J. Jaulin en este tema (cf. o. c., 170).
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