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5 0 0 D. CASTILLO CABALLERO Otra de las funciones fundamentales de la familia barí era la de adquirir los medios de subsistencia o producción de los mismos dentro de la unidad económica que aquélla representa. Lo que obtenía median­ te la división del trabajo. La división del trabajo según el sexo, la edad y el aspecto físico es reconocida por toda la historia de la cultura. La división del tra­ bajo según el sexo, más en concreto, aparece como un hecho primario y un fenómeno antiquísimo y natural en la organización de los pueblos primitivos y es fielmente observada por el grupo familiar barí. Es algo que llama la atención aún hoy en día. Se manifiesta como el reconocimiento práctico de las diferencias y particularmente de los distintos sexos vistas desde su perspectiva sociocultural particular 106. La división del trabajo según los sexos, tal como aparece en el pueblo barí, no implica, sin más, como a veces se piensa, infravalo- ración o inferioridad alguna de la mujer por parte del hombre en su concepción patriarcal. Se trata, más bien, del reconocimiento de los diversos roles o funciones de los distintos componentes familiares, de acuerdo con sus diferencias específicas admitidas desde tiempos inme­ morables y que los barí respetan. Ver, por ejemplo, a una mujer barí con una enorme carga de yuca sobre sus espaldas en medio de la selva, mientras su marido viene detrás de ella con el arco, las flechas y el machete simplemente, podría producirnos la sensación de estar ante un régimen patriarcal en el que la mujer fuese esclava o «el animal de carga» al servicio del marido. Sin embargo, es todo lo contrario. Es el resultado del respeto a las autor, nos respondieron siempre negativamente. Creemos que no trataron de ocultarnos la verdad, ya que volvimos sobre el asunto cuando ya habíamos ganado su confianza plenamente. Este pronunciamiento sobre las ventajas de la familia barí antigua sobre la actual lo manifiestan particularmente los más ancianos, aunque reconocen, por otra parte, los cambios favorables en la misma. Donde mejor se analizan estas diferencias positivas y negativas es en los cursos de orientación comuni­ taria que los barí realizan, guiados por los misioneros de los Centros Misiona­ les de Bokshí y Saimadoyi. 106. Contra lo que con cierta frecuencia se afirma, la división del trabajo nc deriva necesariamente y por exclusividad de las diferencias biológicas entre hombre y mujer; más bien la provocan las motivaciones socioculturales que pre­ suponen, por tanto, las diferencias sexuales. El medio ambiente y otras circuns­ tancias de tipo cultural inciden en esta división. Nos consta que, al menos en algunas de las funciones realizadas por la mujer, no tienen que ver nada con la opinión del «sexo débil». Sabemos, también, que, dentro del mismo sexo, existía cierta división de trabajo en razón de distintas funciones, como antes hemos señalado.

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