PS_NyG_1980v027n003p0413_0708
LOS BARÍ 497 Pasado algún tiempo, cuando el niño(a) presentaba ya con su son- risita o algún modal particular parecido con alguna realidad, como por ejemplo un pájaro, flores, árbol, etc... se le daba un nombre con el que se le reconocía, cuidando añadirle una terminación cariñosa como era la de «chi». No hemos notado en esta costumbre significado de tote mismo alguno. Era más bien fruto del admirable sentido barí de la observación. ¿Por qué esta preferencia por el niño-varón? La familia, y no sólo el papá, manifestaba estas preferencias. Influían en ello motivos de di versa índole: por su rentabilidad económica-social (el hombre rendía más que la mujer: era el encargado de aportar los alimentos a la unidad familiar, trabajaba, pescaba, cazaba, y se relacionaba socialmente con el grupo...); y por motivos prácticos comunitarios posteriores (las mu jeres solían ser, a la hora de la verdad, más problemáticas en la vida familiar y más chismosas (sic) que el varón, algo que le habían hecho aborrecer al barí desde tiempos inmemoriables...). Estos son los motivos fundamentales en los que nuestros informadores resumen las preferen cias de los barí por el varón frente a la hembra. Motivos fundados, principalmente, en su infraestructura económico-social. Dentro de este sistema preferencial, se explica el comportamiento barí con los gemelos, bastante extendido entre los pueblos primitivos. Cuando una mujer barí daba a luz gemelos, era costumbre general el abandonar o matar a uno de ellos. La dificultad económica y la impo sibilidad de ofrecer el pecho a dos por parte de la mamá motivaban este comportamiento. En realidad, se trataba de mantener el equilibrio social entre hombres y mujeres, tan importante en las sociedades pri mitivas. Cuando los gemelos eran de distinto sexo, la costumbre barí imponía la preferencia por el varón; a la niña se la abandonaba en el monte o se la mataba. Esta última forma se realizaba de modo muy sencillo: se le apretaba la nariz y boca con un palito por la misma mamá hasta ahogarla. Esta preferencia nuevamente se explica por las razones a las que antes hemos aludido 103. más que pretendimos se hiciese patente su posible intencionalidad fenomenoló- gica, no lo conseguimos. Por lo que no nos ha parecido honrado sacar conclu siones no debidamente fundadas. ¿Estaríamos ante una forma particular de re conocimiento oficial de la paternidad, realizada mediante las costumbres barí señaladas?... 103. Este abandono o infanticidio lo han conocido aún hace pocos años los misioneros. María Eugenia Yaibí, niña que recogieron las Hermanas de la Madre Laura y vive con ellas en Bokshí, fue hallada en el monte, después de
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz