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490 D. CA ST ILLO CABALLERO Existían dos casos en los que con cierta normalidad se optaba por la forma polígama de matrimonio: 1.° Cuando la mujer con quien se había esposado un hombre no podía cumplir debidamente sus funciones biológico-sexuales- sociales propias en su matrimonio, el marido podía escoger otra segunda mujer para que la supliese en dichas funciones. Lo que ocurría en caso de esterilidad congénita o senil. Pero ésta p ri­ mera no era rechazada ni abandonada. La esterilidad no condu­ cía entre ellos al repudio, sino a la poligamia. Seguía formando parte integrante del grupo familiar nuclear, al que se iban aña­ diendo una o varias progresivamente. En cuanto al número, de hecho, nuestros informadores no conocieron hombre alguno que tuviese más de tres. 2.° Otro de los casos de poliginia era producido por la muerte del hermano casado. Aunque no existía una norma reconocida como ley del levirato, sin embargo, existía un reconocimiento social de la conveniencia de que el hermano de aquél esposase a la mujer viuda. Los motivos no eran propiamente los de garantizar la descendencia de su hermano o la de perpetuarle, como era la intención del levirato en Israel y otros pueblos, ni la bús­ queda de la estabilidad de los bienes materiales, que no existían. La intención primordial era para que quedase recogida, propor­ cionándole seguridad económica y social, tanto a ella como a sus posibles hijos. Caso de que el marido muerto no tuviese más hermanos, el mismo Ñatubái solía recogerla y esposarla97. En tales circunstancias, sobre todo, el pueblo barí apreciaba la poliginia. No obstante, no solía ser frecuente, debido a las dificultades que proporcionaba. La poliginia, lejos de crear fricciones, se incardinaba con naturalidad y equilibrio en su sistema social, no creando mayores dificultades a la unidad familiar. Todas las esposas eran reconocidas con su propia fun- 97. La intención de la ley del levirato israelita, expresada en Dt. 25, 5, era distinta. Esta institución, existente también en otros pueblos antiguos (asi- rios, hititas ), tenía por finalidad perpetuar la descendencia y garantizar la estabilidad de los bienes familiares. Entre los barí no se podían dar estas motivaciones, ya que vivían en otra infraestructura socioeconómica que hacía inútil este propósito.

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