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LOS BARÍ 4 19 fin de apreciar las posibles diferencias en las narraciones, que instinti­ vamente ellos mismos anotaban, como posibles tradiciones diferenciadas y en puntos accidentales muy distintas. Este trabajo en directo sobre su historia, sus mitos, sus costum­ bres, etc., fue ampliado y revisado en los diálogos mantenidos con los misioneros y misioneras de ambos Centros y con otros misioneros —re­ ligiosos y seglares— que habían convivido durante algún tiempo con ellos, en particular en los primeros años inmediatamente posteriores al 1960 . Finalmente nos pusimos en contacto con toda la literatura cono­ cida sobre los barí y que indicaremos en la bibliografía adjunta a este trabajo. La utilizaremos con una actitud crítica que irá apareciendo a lo largo del mismo. Observamos cierta precipitación en algunos estu­ dios realizados por algunos etnólogos y antropólogos en los primeros años de su contacto2. Nuestro estudio ha sido lento y, creemos, objetivo. Nos hemos situado en línea regresiva: en búsqueda de elementos culturales autóc­ tonos, no adulterados, en lo posible, por el contacto de los civilizados. Nuestro interés se ha dirigido a adentrarnos en su ayer, partiendo desde su hoy: tratando de descubrir y analizar desde una perspectiva preferentemente fenomenológica el hecho sociorreligioso barí, núcleo esencial de su cultura, expresión viva de sus ideas, valores y senti­ mientos del grupo. 2. Entre los autores que sobresalen en estos juicios precipitados merece destacar al etnólogo francés R. Ja u lin , La paz blanca. Introducción al etno- cidio, Buenos A ires 1973. En dicho libro, publicado en francés el año 1970. hace ciertas afirmaciones que resultan infundadas desde la antropología. A partir de su experienciaofrece imágenes muy concretas de lo que él califica de etnocidio, del proceso de negación cultural de civilizaciones vivas, de los barí. Ciertamente, en este proceso de culturación del pueblo barí, se han po­ dido dar situaciones no plausibles desde las ciencias antropológicas. Creemos, sin embargo, que la crítica debe hacerse sin apasionamientos, ni puede estar justificada por meras referencias a la prensa desde su cuartel general parisino. Quizá pueda explicarse su postura al considerar a su libro como «el primer momento de una investigación» (11). Sobre ciertas apreciaciones etnológico- antropológicas que el autor hace en su libro iremos emitiendo nuestro juicio a lo largo de nuestro estudio. Por lo demás, durante nuestra estancia entre los barí y los yukpa, fuimos testigos de cómo se realizaban algunos estudios antropológicos con sólo contactar unos días con ellos, sin el menor rigor cien­ tífico requerido en estos casos. P o r lo que se refiere al «tema motilón» como objeto de novela, puede consultarse el libro de uno de los grandes novelistas hispanoamericanos de nuestros días E. C a b a lle ro C a ld e ró n , Azote de sapo, M adrid 1975, en el que se relata la aventura del profesor Frobenius en la selva barí.

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