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480 D. CA ST ILLO CABALLERO inmemorial, cuyas H istorias tienen archivadas en la biblioteca de la memoria» M. E l grupo se encuentra estructurado socialmente mediante una auto­ ridad a quien llaman «Ñatubái». Su elección no se llevaba a cabo simplemente por designación d i­ recta de su antecesor, como se ha escrito 89; sino que eran los hombres del grupo — los que llevaban «Tarikbá» (guayuco)— los que tenían de­ recho a elegirle. E l modo era sencillo, como correspondía a su vida social. No estaba precedido de ritual alguno especial. La sencillez y naturalidad fueron siempre atributos congénitos del pueblo barí y se traslucían en el modo de interpretar la vida y de vivirla en sus instituciones más elementales y ordinarias. Por la mañanita se reunían los varones. En esta reunión, los an­ cianos, a los que se tenía una profunda veneración, informaban sobre el asunto: importancia, cómo pensaban ellos... y, al final, decidían todos los asistentes con sentido perfectamente democrático. La elección estaba supeditada, naturalmente, a las condiciones de validez que se transmitían por tradición oral, tal como lo habían ense­ ñado los Saimadoyi. Entre las cualidades o requisitos socio-personales que debían reunir, se señalaban: * Ser varón reconocido «oficialmente» por la comunidad: llevar el «tarikbá». Las mujeres no gozaban de voz activa ni pasiva. * Estar casado: los solteros podían asistir a estas reuniones y ma­ nifestar su voto, pero estaban excluidos de este cargo. * Gozar de cierta prestancia ante el grupo. Se le exigía cierto primado en las tareas comunitarias: ser el primero en las carreras, 88 . S. J. G u il l e n , Diario, recogido por A. de A lc a c e r , El indio motilón y su historia, Bogotá 1962, 276. 89. O. D ’E m p a ire, Introducción al estudio de la cultura barí..., 188. En 187 s. se encuentran algunas afirmaciones poco exactas sobre la función del Ñatubái y su sucesor. .Sobre el origen mitológico del primer Ñatubái, así co­ mo sobre los orígenes de los títulos barí, R. Jaulin ba escrito páginas poco fundadas científicamente y de pura fantasía en algunos aspectos (cf. R. J a u lin , La paz blanca..., 59-62. 70-72). Para el tema de la organización socioeconómica y política barí, cf. R. L iz a r k a ld e . Organización social y económica de los in­ dios barí, en Actas y memorias del XXXVI Congreso Internacional de ameri­ canista, Sevilla, vol. 6 , 5 (3) (1966) 413-416; S. P in tó n - R. J a u lin , Organiza­ tion politique des indiens bari, en OM. 6 (1966) 329-340.

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