PS_NyG_1980v027n003p0413_0708

LOS BAR Í 473 Nuestro propósito no resultó nada fácil. Después de repetidos son­ deos y contrastados distintamente en Bokshí y Saimadoyi, llegamos a los siguientes resultados que publicamos, indicando su nombre, situa­ ción geográfica, jefes y número de personas®. notas, meterlos en la jaula de tela metálica, vestirlos de harapos, enseñarles a recitar oraciones o a retener de memoria el inventario de las herramientas del taller, ¿no es algo tan antinatural y cruel, como domesticar a las fieras?» (43-44) (E. C aballero Calderón, Azote de sapo, Madrid 1975). 60. Debido a la precariedad de su sistema decimal, no pudimos precisar con exactitud el número de los miembros de cada bohío. Si bien intentamos clarificar este punto, tanto en Bokshí como en Saimadoyi obteníamos siempre la misma respuesta: nos mostraban sus manos con los dedos completamente abiertos mientras repetían: « ¡Uf! muchos, bastantes»: «Wi, Skijbé»... Ante esta dificultad, pensamos tomar como puntos de referencia o patro­ nes para nuestra investigación el bohío de Karibáidakái, donde descendió el helicóptero por primera vez, del que teníamos algunas referencias escritas y directas de los misioneros, y también del actual bohío de Bokshí. Según esto, pudimos ya precisar algo más. El número de personas que registramos en cada bohío es, por tanto, indicativo, aproximativo. Por otra parte, no debe olvi­ darse que un mismo grupo barí podía tener o haber tenido varios bohíos. Por lo que hacemos constar que, de las referencias numéricas aquí recogidas, no puede inferirse un cuadro exacto de la población barí en zona venezolana. Aún más, nuestro estudio pretendía esclarecer el tema de las casas comuna­ les que los ancianos recordaban haber tenido o tener, con sus respectivas si­ tuaciones geográficas y jefes correspondientes. De ahí que fueran los ancianos los que mejor recordaban y los que nos proporcionasen los datos que a con­ tinuación presentamos. Respecto a la transcripción de los nombres de los distintos bohíos, ríos y jefes, tenemos que hacer constar que hemos recogido la que nos ha parecido concordar mejor con la opinión de los más representativos de nuestros infor­ madores. Desde un primer momento apreciamos ciertas diferencias tanto en el Centro de Bokshí como en el de Saimadoyi, no solamente en distintos grupos antiguos, sino aun dentro de un mismo grupo. Referente al número de miembros de que constaba el bohío de Karibáidakái no hemos encontrado escrito el número preciso en ninguno de los documen­ tos escritos de los primeros días después del contacto verificado en 1960 con los barí. Sí hemos hallado, por el contrario, referencias directas a las medi­ das, más o menos precisas, de los mismos, ya anotadas anteriormente. Sin embargo, A. Borjas Romero, precisa que había guindados unos 120 chichorros y algunasesteras en el suelo para dormir (cf. Una visita a los indios motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 316). Sabiendo que en algunos chinchorros y esterillas dormía la mamá con algunos niños, podemos establecer un número aceptable y muy aproximativo de unos 150. En realidad, es también la apreciación que nos hicieron los mismos misioneros Villamañán y Renedo personalmente. Por parte colombiana, nos confirma esta misma afirmación de media en los bohíos M. González C., al afirmar que solían vivir en ellos unos 80-100-200 (Los indios motilones y sus costumbres, en Ven.Mis. 32 (1970) 369). El pueblo de Bokshí —segundo punto de referencia, desde el que preten­ dimos acercarnos comparativamente al número aproximativamente real de los que habitaban los distintos bohíos— tenía 109 habitantes en el momento en que realizábamos nuestro trabajo de campo. 5

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz