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446 D. CA ST ILLO CABALLERO ocupado y por los bohíos o casas comunales, que se podían contar desde el aire. Hoy sabemos que un grupo de unos 50 individuos pueden tener hasta seis o siete bohíos, que habitan con una periodicidad seminó- mada. Su bravura en defenderse de los ataques de los enemigos con­ tribuyó a las exageraciones»43. Por otra parte, al contacto con nuestra civilización, los barí tuvieron que pagar su cuota a las epidemias, para las que no estaban debidamente preparados. La disminución del terri­ torio y población barí se han notado, especialmente, en los grupos loca­ les limítrofes a la civilización. En Venezuela, en los primeros años, hubo un centenar de muertos, número que se duplicó en Colombia, donde la atención médica era mucho más deficiente44. A principios del año 1970, los misioneros capuchinos realizan otro censo, ya de carácter más científico, verificado con fotografías de todas las familias tomadas en frecuentes visitas, etc. Y se señalan 563 en territorio venezolano. En la parte colombiana, por algunas visitas par­ ticulares que Villamañán realiza y por informes recibidos se calcula en unos 300 habitantes4S. 4 3 . A. d e V illa m a ñ á n , L os motilones..., 84 . C re e m o s q u e este h e ch o es u na d e lo s q u e m ás ha c o n tr ib u id o al « m it o m o t iló n » tra d icio n a l y q u e d e b e ­ m o s te n e r en cu e n ta para n o h acer a firm a cion es excesiv a s s o b re la p o b la c ió n b a r í, c o m o c o n cierta fre cu e n cia se h ace. 44. Creemos exagerada la opinión de R. Jaulin, para quien las cifras de muertes con tal motivo ascendieron a un 50 por ciento (o. c., 9. 27). Su postu­ ra respecto a este tema está motivada, principalmente, por la tesis que pro­ pone en su obra sobre el «etnocidio» y a la que nos referiremos repetidas veces a lo largo de nuestro trabajo de campo. Beckerman, en cambio, aparece más moderado al referirse a esta situación en la que los barí fueron diezmados (. a. c„ 321-322). Esto no hace que quitemos importancia a la situación dramática de los primeros contactos del año 1960 con los barí en cuanto al descenso de po­ blación se refiere. Hemos podido recoger de nuestros informadores barí y de A. de Villamañán cuanto concierne a este período. Aun después de la pacifi­ cación y de la presencia pacífica de los barí en la misma ciudad de Machiques, estos han sufrido asesinatos, envenenamientos, destrucción de sus bohíos por parte de hacendados y otras personas interesadas en que no se llevase este acercamiento pacífico al pueblo barí. En las Navidades de 1960, a cinco meses del contacto pacífico con ellos, desciende un helicóptero, que no procedía de la Misión, sino entrado por el río Arikuaisá, repartiendo bocadillos de carne envenenada, produciendo una situación lastimosa en el bohío de Karibáidakái. Y en mayo de 1963 son atacados por el río Ihkí (Río de Oro) por incontro­ lados (cf. A. de V illa m a ñ á n , L os barí cuentan su historia, I V , en Ven.Mis. 42 (1980) 106-111). Para años después, A. de V illa m a ñ á n , Grave situación que confrontan los motilones, en Ven.Mis. 27 (1965) 413-317. 45. A. de V illa m a ñ á n , L os motilones..., 84. Cf. St. B e c k e r m a n , a. c., 319-320; R . L i z a r r a l d e , L os barí, Caracas 1975. Sobre las declaraciones que

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