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LOS BARÍ 701 6 .a Gran maestro, fundador de la cultura y legislador moral. In tr o ­ d u ce lo s b ien es cu ltu rales y crea las bases d e las in stitu cion es s o cio e co n óm ica s p o r las qu e d e b e orien tarse la com u n id a d b a rí. A l m ism o tiem p o , crea las n orm as d e l com p o rtam ie n to b a rí, según las cu ales serán e n ju icia d o s, en la v id a d e l más allá, co n el co n sig u ie n te p rem io o ca stig o m . 1 ‘ Bondadoso e ideal de los barí. D e él p r o ce d e to d o lo b u e n o y su com p o rtam ie n to es irrep ren sib le. 8.* Alejamiento definitivo, después de vivir durante cierto tiempo con ellos, provocado por culpa de un barí. E ste h e ch o d e la in terru p ció n v iolen ta d e su presen cia m o tiv a el fin d e la é p oca m ítica , parad isíaca: se corta la com u n ica ció n co n el cie lo e irrum p en tod a clase d e m ales, pa rticu la rm en te las en ferm eda des y la m u erte. Su m orad a es el cie lo , d o n d e goza d e eterna ju v en ­ tu d y d e la más com p le ta fe licid a d . formación, configuraron de un material que se presupone preexistente, en forma amorfa, caótica. Igualmente por lo que respecta al mito antropogónico. No puede, por tanto, interpretarse desde sistema alguno «creacionista» en sen­ tido estrictamente filosófico o teológico. Esta preocupación intelectual es aje­ na al interés de la mitología de la tradición barí. 270.. La mitificación de las normas de comportamiento de una comuni­ dad étnica, haciéndolas proceder de los personajes fundadores de su propia cultura, dándoles, así, origen divino, es un fenómeno bastante generalizado en la Historia del hecho religioso. El mito barí considera al hombre «formado» en el momento en que se halla ya con sus instituciones socio-económicas debida­ mente asentadas, que hace derivar del mismo Sabaséba, dándoles carácter «sa­ grado». Pertenece a la sociología religiosa descubrir las motivaciones verdade­ ras de esta mitificación. Ciertamente, se encubre una tendencia a defender la propia conservación del grupo, atribuyéndoles un origen y autoridad sagrados, cuya transgresión comporta el sentimiento de culpabilidad, no sólo ante la co­ munidad, sino, también, ante el mismo Sabaséba. La tradición barí — no di­ ferente en esto a la generalidad de las tradiciones religiosas de otras culturas, incluso más avanzadas, aunque no debidamente secularizadas— , consagra, «sa- craliza», de esta forma, fenómenos culturales que son, más bien, de natura­ leza profana, expresión de los imperativos del modo de ser de su etnia, pero en búsqueda de garantía absoluta, distinta, no profana, «religiosa». Creemos que esta «sacralización» religiosa de sus modelos culturales, expresados en nor­ mas, preceptos vigentes ha hecho posible y fomentado el ancestral conservadu­ rismo de la tradición barí. Esta se ha mantenido fiel y coherente con la for­ ma de sus orígenes, aun en los más mínimos detalles, que ya hemos anali­ zado en otro contexto.

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