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LOS BARÍ 6 8 1 gran de, em p u já n d o lo y g rita n d o ; p e ro sin cansarse 254. Su vid a com u n i taria, c o m o se v e , está organ izada d e fo rm a sim ilar a la qu e lleva b an en la tierra. Si b ie n co n una sola d iferen cia y m u y fu n d am en ta l: lo s ba- sunchimba so n com p le tam en te felices p o r q u e n o su fren , ni tien en d e fe cto s fís ico s , n i en ferm a n , n i m u e r e n ... C u an d o van e n v e je cie n d o , se bañan en la p iscin a , cuyas aguas les ren uevan la p iel y les d e v u e lv e su ju v en tu d 255. • Por lo que se refiere a los barí cuyo comportamiento en la tierra no ha sido bueno, Sabaséba les destina a P o n ie n te , s ím b o lo d e lugar o s cu r o , sin lu z, sin v id a . S igu ien d o la m ism a lín ea d e in terp reta ción an terior, su vid a es sim ilar a la q u e lleva b an aqu í a b a jo: p elean en tre e llo s , r o b a n ... L lev an una v id a d esord en a d a . C om e n lo m ism o , n o d isfru tan d e las aguas re ju v e n e ced o ra s, ni can tan, n i h ablan , según la in d ica ció n q u e les h izo Sabaseba 256. N o h em os en co n tra d o en la trad ición barí resto a lgu n o s o b re c o n ce p cio n e s d e m etem p sícosis o reen ca rn a ción , tra n sm ig ra ció n ... para pu rificarse, c o m o se hallan en otras cu ltu ras, particu la rm en te orien ta les. 254. Otro nombre que recibe el tambor que les sirve de distracción y entretenimiento feliz es el de «Kiadakú». 255. Otros de nuestros informadores hacen alusión al «manantial» de agua que produce estos efectos renovadores. Creemos que este «mito del agua regeneradora» es un fenómeno universalmente reconocido en la Historia de las Religiones. La estructura de este símbolo proyecta al significado de desintegra ción de formas anteriores de vida y potencia una nueva vida. En ella reside la vida, la juventud, la eternidad. De ahí la diversidad de formas con que se expresa esta creencia en la juventud y en la eternidad de ultratumba. Es in teresante anotar el detalle de uno de nuestros informadores, cuando, al refe rirse a este fenómeno, nos indica que en dicha piscina, o estanque, se encuen tran culebras. Así confiesa Arurí habérselo oído contar a Akuéro. Ya hemos aludido a esta imagen de renovación. Para ampliar el tema que nos ocupa, pue de verse: M. E lia d e , Tratado..., I, 222-252; II, 69-74; Id., Imágenes y sím bolos..., 165-174. Creemos que, dentro de esta simbología, puede ser interpretado, también, el mito al que ya aludimos sobre Niscbkú. Se trataría de simbolizar la reab sorción de la humanidad — en concreto, del pueblo barí— en el agua y la ins tauración de una nueva era, de hombres nuevos... Para este tema, cf. M. E lia- de, Tratado..., 'I, 194 ss. 245-247. 256. La mitología barí se muestra aquí, una vez más, consecuente con su consideración .de la vida de ultratumba. Los que se han comportado mal en la tierra, prosiguen manteniendo ese ideal de comunidad al que han ser vido antes. Lo negativo de su situación está descrito con unos rasgos caracte rísticos; aunque, también en este mito, cada narrador envuelve su relato en su propia fantasía. Pero el núcleo del mismo es siempre respetado... 18
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