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672 D. CA ST ILLO CABALLERO humana. De ahí su búsqueda de fundamentación en algo externo, ajeno a su misma naturaleza, acudiendo a la «culpa» que se hace remontar a los tiempos mitológicos. Con ello se pretende dar sentido y explica­ ción de su situación actual. Pero la mitología barí, en cuanto se refiere a la búsqueda del origen del mal, de las enfermedades y de la muerte, no concluye aquí. Mante­ niéndose en esta misma línea de búsqueda de las causas fuera de sí mismos, de culpar a algo externo a ellos, en su tradición mitológica propician un intento de explicación sobre las causas inmediatas de las enfermedades y la muerte. Estas son producidas por poderes especiales representados en personajes mitológicos, que ya hemos visto salir de las cenizas de la viejecita. Ocupan un puesto sobresaliente en la con­ cepción barí sobre el hombre. En concreto, sobre su condición de ser enfermo y mortal. Son los « schumbrába » y los «daviddú», causantes de las enfermeda­ des y muerte de los niños y de las personas mayores, respectivamente. * "Schumbrába” . Son enanitos, chiquitos, nacidos de las cenizas de la «Sibabió». V iven debajo de tierra, en una especie de pelota gran­ de de tierra. Son personas; pero no del grupo étnico barí. Su nombre y función se los impuso Sabaséba según salían de las cenizas: «Tú te llamarás schumbrába e introducirás veneno en niñitos, que enfermarán y morirán». Esta misión la desempeñan de distintas formas. Una, mediante lo que Annemarie de Waal, refiriéndose a las expli­ caciones de las enfermedades por los primitivos, llama «teoría de la intrusión» 243. Según esta teoría primitiva, se procura hacer entrar un objeto o sustancia extraña al niño. Así, cuando un pequeño se cae, son agarrados por dichos enanitos por la mano y les meten en la boca un gusano («Kugdú»), como si fuese veneno, los enferman y mueren. Otra de las formas a las que aluden nuestros informadores es la de depositar ve­ neno en las totumas existentes en los bohíos. Los niños no lo saben, beben de dichos recipientes, se introducen aquéllos y mueren. A los mayores, contra lo que afirma A . de Villamañán, los «schumbrába» no les hacen daño, ni se juntan con ellos, pues conocen sus formas de ac­ tuar y los evitan 244. 243. A. de Waal, Introducción a la antropología religiosa, Estella (Nava­ rra) 1 9 7 5 , 304. 2 4 4 . A. de V il l a m a ñ á n , Cosmovisión..., 11 . Tampoco hemos hallado con­ firmación de algunas afirmaciones que en torno a éstos hace dicho autor (Ib.).

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