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662 D. CA ST ILLO CABALLERO Entonces, se acercaban los barí a este personaje, cuando sentían necesidad de alimentarse y le decían: «Queremos conuco con toda clase de alimentos para poder comer en tal sitio». Nunscbundóu limpiaba, entonces, la tierra, la preparaba por la noche y por la mañanita apa­ recían los conucos completamente limpitos y llenos de toda clase de alimentos que pedían los barí: yuca, ñame... ¿De dónde se suministraba para la semilla? Algunos relatos no dudan en afirmarnos que surgían de los excrementos y orina de Nuns- chundóu. De aquellas semillas procede toda la base de la alimentación barí actual. Nunscbundóu les enseñó el modo de plantar la semilla de todos los alimentos que ellos necesitan. También les enseñó la utilización del instrumento para cultivar los conucos («Tibiddúna»» — especie de ha- chuela— ), que emplean los barí para ese efecto. Y todo lo referente a la comida («Karabá»): horas, modo de hacerlo... Normas sobre « Isch irank i»... También les enseñó y les ordenó cómo tenían que te­ nerlo y cultivarlo en común, a las órdenes de un encargado comunal («Dóbasáisaibái), la participación de hombres y mujeres, según el dis­ tinto sexo... Todo tal como Sabaséba lo había mandado. También Nunscbundóu sufrió la incomprensión de un barí chismo­ so que le hirió con una flecha. De su sangre, salieron «somemé» (ma­ riposas) de todos los colores 237. 237. Respecto a su nombre, hemos podido apreciar que algunos de nues­ tros informadores lo denomina Nunscbiú y otros Shunschiún. Aunque prevale­ ce, generalmente, el de Nunscbundóu, que creemos más primitivo. Dentro de la tradición mitológica barí aparecen tres personajes, ayudantes y ejecutores de lo que preceptúa Sabaséba, perfectamente definidos: Kokéba, Kassóso y Dababosá. El resto de ellos parecen diluirse más en algunos detalles. Lo que puede mostrarnos la importancia que la tradición barí dio a los re­ latos centrales de su mitología, mantenidos con fidelidad fundamental a lo largo de su historia. También en este mito sobre Nunscbundóu aparece la importancia de la pa­ labra, tanto de Sabaseba como la de aquél. Bastaba con indicar: «Salga pláta­ no...», para que, inmediatamente, obtuviese el objetivo pretendido. Su palabra era creadora. Respecto al modo de obtener los alimentos, varios de nuestros informadores atestiguan que, según oyeron relatar a los ancianos, salían de la orina y de los excrementos de Sabaséba y Nunschundóu. Son detalles signifi­ cativos que, por otra parte, no debe llamarnos la atención, si los cotejamos con otras culturas primitivas que hacen proceder el mundo y sus cosas de las lágrimas, etc. de los dioses. Lo importante en estos mitos es hallar la estruc­ tura significativa de los mismos. La expresión puede ser diferente, aunaue quede referido siempre a los mismos contenidos: fundar y dar explicación de los bienes culturales de un pueblo.

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