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660 D. CA ST ILLO CABALLERO dos: «A ti te pondré espinas y te pondré los huesos poco fuertes; te chuzearán y te moverás rápido y fuerte, hasta partir por mitad el chu­ zo». A la babilla: «A ti no te comerán». A la doncella: «A ti te co­ merán como si fueses un plátano bien maduro; no te pondré espi­ nas...». Y así los narradores van exponiendo las distintas formas de ser y funciones de cada uno de ellos. Sabaséba es presentado en esta escena como un conocedor perfecto de las características de cada especie de pescado, así como el mito revela un espíritu observador tan caracterís­ tico del pueblo barí. Sabaséba aparece como un sabio zoólogo. Kokébadóu será el encargado por Sabaséba para iniciar a los barí en el conocimiento del origen de los peces y del arte de la pesca. Fue precisamente Sabaséba quien enseñó con todo detalle a aquel personaje todos estos conocimientos sobre los animales acuáticos y los pormenores requeridos para su adquisición: la pesca. Para que él mismo, a su vez, lo transmita a los barí: «Tú enseñarás a barí todas estas cosas sobre el pescado. Te encargarás, también, de echarles pescados, metiéndote en la profundidad del agua, moviendo el agua con el «schiborkó» (palo especial para mover el agua y espantar a los peces). Lo harás desde la parte donde sale el sol, donde habitarás con tus hijos». Kokébadóu cumplió el encargo, iniciando a los barí en el conocimien­ to de estos animales y en el arte de la pesca: lo referente al «Taisáisái- bái» (encargado comunal para dirigir esta tarea), preparación comunita­ ria, funciones en relación al distinto sexo, preparación de la «kiróra» (represa), instrumentos que deberían utilizarse («schuddá» — chuzos— , «agdabái» — machetes— , bejucos para llevarlos), etc... Kokébadóu acompañó durante cierto tiempo a los barí en este oficio de maestro. Cuando los barí se dedicaban a la pesca, se dirigían a él diciéndole: «Danos pescado; necesitamos para comer». Entonces, venía él removiendo desde abajo las aguas con un palo llamado «schi­ borkó», enviando toda clase de pescados hacia la represa preparada por los barí. Después, Kokébadóu cumplió con el mandato de Saba­ séba: se marchó «hacia donde sale el sol». A llí, lejos, tiene su casa y vive con sus hijos, con otros Saimadoyi. Los barí habían aprendido todo lo referente a la pesca con primor. Como hacen hoy. Ahora, cuan­ do pescan, repiten sus mismas enseñanzas poniéndolas en práctica. Se dirigen también a él para pedirle pescados. Kokébadóu sigue desempe

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