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654 D. CA ST ILLO CABALLERO apuntando hacia los mismos objetivos: justificar cómo deben compor­ tarse los barí para identificarse como grupo proveniente de tiempos inmemoriales y ser nuevamente repetidores de aquellos ritos primitivos fundacionales, cuando vivía Sabaséba con ellos. Entre los numerosos preceptos que éste les dispuso señalamos los siguientes: • Construir la casa comunal como él se lo había enseñado e indica­ do a Kassóso. • Plantar y cultivar los conucos, tenerlos limpios y en común, co­ mo él se lo había enseñado e indicado a Nunschundóu. • D ivisión del trabajo, respetando la diferencia de funciones según los sexos. • Hacer el fuego como él mismo se lo había enseñado e indicado a Ourundóu. • Hacer kiróra y pescar como él se lo había enseñado e indicado a Kokébadóu. • Cortarse el pelo de la cabeza como él mismo indicó. • Depilarse todo el bello del cuerpo como él prescribió. • No ponerse tarikbá ni dukdúra hasta la edad de la adolescencia como él mandó. No llevar ropa mojada. • Comportarse bien en el bohío. No molestar durante la noche. ® No ser chismosos ni pelearse entre ellos por mujeres. • No matar a los de su raza. 0 Trabajar siempre juntos. • Cazar y pescar siempre en comunidad. Nunca solos. • Ser buenos con todos, particularmente aborrecer la mentira y el robo. • Defender sus personas, casas y territorios, uniéndose todos los miembros de otras casas comunales para protegerse contra los ataques de otros grupos étnicos distintos. Todo este sistema de preceptos éticos estaban, además, confirmados por castigos infligidos por Sabaséba contra sus transgresores, como prometió él cuando estaba con barí, y como atestiguan los ancianos sucedió en otros tiempos. Con ellos se pretendía asegurar un estilo de vida socio-económico intocable, gracias al cual el grupo barí garantizase su misma supervi­ vencia a lo largo del tiempo. Son, además, expresión de querer v iv ir

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