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LOS BAR Í 653 señalando los respectivos lugares que han de ocupar los distintos grupos al lado de sus Ñatubái. Con esto quedaba ya fundado por qué su etnia ocupaba un sitio geográfico determinado que debía respetar y, también, por qué cada grupo o casa comunal debía atenerse a dicho lugar, que se remontaba, así, a los deseos de Sabaséba. En esta misma línea de fundamentación de la estructura social de grupo particular se sitúa su sistema ético peculiar, proveniente del mis­ mo Sabaséba. Creemos que, dentro de este marco más amplio, deben interpre­ tarse los mismos preceptos y tabús del grupo. Así, matar a la niña en caso de nacimiento de gemelos, la prescripción de casarse con la mujer viuda de un hermano, los mitos sobre los castigos a los que no respe­ ten a los Sadóyi en uniones sexuales, a los que no se comporten bien en ciertas circunstancias, como ser chismosos, etc..., manifiestan esa defensa de supervivencia del grupo. Así, dentro de los mitos culturales sobresalen estos relatos morali­ zantes, tal como nos lo relatan los ancianos: «En tiempos muy antiguos, había dos jóvenes barí. Uno de ellos tenía tres mujeres. El otro se enamoró de una de ellas. Entonces, el marido de aquéllas mató a su compañero por celos. Pero, al día siguiente, Sa­ baséba lo castigó y se murió, también, él. Desde entonces, los barí com­ prendieron que no era bueno matar a otros compañeros barí, ni siquiera por celos». «Entre los antiguos barí había uno que siempre estaba hablando mal de los otros y molestando a los demás con sus chismes. Los muertos (ba- suchimba) lo oyeron de noche y comprendieron que no le gustaba vivir junto a los otros barí. Entonces, cuando aquel barí chismoso estaba dor­ mido, vinieron, le robaron su espíritu y se lo llevaron con ellos para corregirle. Desde entonces, los barí comprendieron que ser chismoso es malo y que muchos barí han muerto por ser chismosos y hablar mal de otros barí». La intencionalidad de estos relatos es siempre idéntica: corregir a los barí a causa de ciertas contiendas que tenían entre algunos de ellos y asegurar al grupo contra posibles rivalidades internas por estos o parecidos motivos. Dentro de estos esquemas mitológicos culturales adquieren sentido los preceptos que Sabaséba prescribe a los barí y que constituyen mo­ delos de comportamiento ético, exigidos al grupo para su propia de­ fensa y supervivencia. Son de naturaleza muy diversa: desde los más inverosímiles hasta los más justificados y «sagrados». Pero todos ellos

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