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6 3 4 D. CA ST ILLO CABALLERO • Karíma. Son parecidos a los hipopótamos, pero en la mitología barí son tenidos como personas. Viven debajo de la tierra, no en el agua, como les mandó Sabaséba, cuando salían de las cenizas de la viejecita. Beben mucha agua, tienen la boca muy grande, muy ancha. Con frecuencia se hunden en el agua y seguidamente suben arriba. Co­ men al atardecer, al caer el sol. Cuando se meten en el agua, soplan y sube rápidamente ésta. Fuera del agua pueden comer a los barí, cuando los agraran; lo comen todito, con huesos también. Sabaséba les mandó comiesen a los barí que no cumpliesen el precepto de no juntarse con sadóyi como él se lo había indicado en los tiempos primordiales 216. 0 I hachirukdú Atáida. Es el papá del zamuro blanco. También éste parece animal, pero es persona. Lleva siempre un pequeño canasto col­ gado del cuello, donde recoge todo: ratones, culebras, carne de barí muerto. Tiene sus conucos en el «Barún Aschuá». Los zamuros blancos después de salir de las cenizas de la viejecita, subieron dando vueltas rápidas hacia arriba, llevados por las alas del viento hasta la región que les indicó Sabséba para ser su morada. V ive con su familia. Come durante el día, y lleva a su casa lo que le sobra. Dentro de la mitología barí el zamuro blanco parece desempeñar una función inte­ resante, que no se manifiesta con toda claridad y en todas las circuns­ tancias. E l barí siempre ha tenido respeto por él: no lo mata, según su tradición. Después de muerto un barí, su carne es recogida por él y la lleva a su casa, hecha de palma chiquita. Desde allí arriba, vomita la carne del barí muerto que rejuvenece entre sus parientes Basun- chimba217. • Bagchíba Atáida. Es el papá del zamuro negro. Como le mandó Sabaséba al salir de las cenizas, vive con su familia en «Barún Aschuá», donde también tiene conucos que cultiva. Se alimenta de ratones, cule­ b ras... y, al contrario del zamuro blanco, come a los barí, vivos o les ha hecho pensar en que en los territorios de aquéllos reinase la sequía; y haya podido arrancar de aquí la alusión a que los blancos venían a recoger agua a donde viven los barí. Ciertamente, es algo a lo que constantemente se alude en las primeras referencias de este pueblo. 216. No hemos escuchado de nuestros informadores el origen que A. de Villamañán ( Costnovisión ..., 7) da a los «karíma»: «Cuando los barí se jun­ tan con una mujer que está en el período de la regla, al morir, de sus huesos salen los karíma...». Unicamente se hace relación a la prohibición de juntarse con los sadóyi. Como animal mitológico, es difícil de precisar. 217. Se nos comunica que, quizá, el dejar a los muertos sin sepultar, ten­ dría su posible origen mitológico en facilitar la tarea al zamuro blanco.

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